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Voto de Juan Marey:
8
Cine negro. Drama Para infiltrarse en una banda que explota a agricultores mexicanos ilegales para hacer contrabando en California, un agente federal mexicano se presenta pidiendo trabajo como si fuera un bracero ignorante. (FILMAFFINITY)
30 de diciembre de 2023
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Al principio de su mandato como jefe de producción de la MGM, Dore Schary compró el guion de “Border Incident” en un esfuerzo por producir películas con un trasfondo social, el tema tratado parte de unos hechos que sucedieron realmente, a principios de 1948 los gobiernos de México y Estados Unidos habían acordado suspender el programa por el que se traía a trabajadores mexicanos a Texas debido a los graves abusos que se estaban cometiendo, sin embargo, bajo la presión de la industria agro alimentaria, los funcionarios estadounidenses violaron ese acuerdo en octubre al permitir que miles de trabajadores indocumentados ingresaran a El Paso para ayudar con la cosecha, el conocido como “Incidente de El Paso” comprometió la distinción entre inmigración “legal” e “ilegal” y proporcionó la inspiración para la creación del guion de John Higgins.

Ambientada en la frontera de California, la película marca un punto medio en la transición del director Anthony Mann de novelas policiales de género negro, sobre todo en su vertiente b, con formidables películas tales como como “La brigada suicida (T-Men)”, “El último disparo”, “Justa venganza”, “Orden: caza sin cuartel”, o este “Border Incident, de 1949”, a los maravillosos westerns que hizo en la década de 1950, de hecho, “Border Incident” es una nueva versión apenas velada de “T-Men”, que reúne al mismo equipo de Mann, el guionista Higgins y el director de fotografía John Alton. Así como “T-Men” se centró en un par de agentes del tesoro del gobierno que se infiltraban para atrapar a una banda de falsificadores, “Border Incident” sigue a un par de agentes (Murphy y Montalbán) que investigan una red de contrabando de personas. La película, que originalmente fue titulada “Wetbacks” (espaldas mojadas), tiene como protagonistas a estos dos agentes, uno federal mexicano y uno de migración estadounidense, quienes se han infiltrado en el sórdido negocio del tráfico de braceros que buscan cruzar la frontera para trabajar en la recogida de verduras en California, filmado principalmente en Mexicali y su ciudad hermana Calexico, el filme registra la atmósfera auténtica de los escenarios en que se desenvuelve esta truculenta historia llena de injusticia y de crueldad.

Si bien las soluciones planteadas por el guion de Higgins, junto con el afán propagandístico que evidentemente rezuma la producción, pueden resultar poco creíbles hoy en día, no es menos cierto que los problemas planteados siguen teniendo una actualidad cuanto menos sorprendente, los espaldas mojadas siguen existiendo, existieron y, por lo que parece, desgraciadamente existirán, el argumento nos expone con claridad meridiana que esto es un problema que se extiende a ambos lados de la frontera y que solo con la colaboración se pueden conseguir resultados. La obsesión que atrapa a Mann por reflejar con el verismo más absoluto esta historia lleva al espectador a conocer perfectamente todos los cabos que unen el entramado mafioso y los métodos que la sociedad impone para intentar acabar con ellos, analizado fríamente es un realismo bastante adoctrinador, que se preocupa por el problema en sí y por su solución, pero también es un realismo muy verídico en el sentido de que muestra a unos personajes con comportamientos atormentados y que no vacilan en hacer uso de una violencia extrema.

Pero sin duda, lo que hay que resaltar ante todo, es que esta película fue filmada por el brillante camarógrafo del género noir, John Alton, la fotografía de Alton eleva las películas de Mann y, vistas hoy en día, dan una explicación clara a lo que supuso esta serie negra para el género. La iluminación de Alton no es simplemente algo visual, un elemento más para la puesta en escena, los ambientes creados son personajes intangibles que hablan por sí mismos y que hunden a los demás entre unas luces y sombras que se mezclan maravillosamente, objetos fantasmales que se desplazan, figuras que se funden en escenarios opresivos y blancos que se confunden con grises para ahogar al espectador de la misma manera que hunde a los personajes. La fotografía de Alton, como he leído por ahí, está simplemente dibujada con luz y ponen un broche de oro a una película que completa la serie de Mann en el cine negro dejando un legado que sirvió de base al noir de serie b que se desarrollaría brillantemente durante la siguiente década.
Juan Marey
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