Ryan Reynolds me parece un tío bastante inteligente. El hecho de habérsela jugado tanto con ‘Deadpool’ (y que le saliese bien) ha sido fundamental para su nuevo estatus de estrella en Hollywood que le permite embarcarse en proyectos en los que él está bastante cómodo, como puede ser el título que nos concierne.

‘Free Guy’ es un ‘Ready Player One’ pero para más jóvenes, para esos que se pasan horas y horas sentados delante del ordenador en mundos virtuales jugando a juegos con los cascos puestos, delante del monitor y que, la verdad, a mí ya me pilla un pelín mayor. Esos millenials que sueñan con ser Youtubers y ganar dinero jugando a sus videojuegos favoritos. Ese, es el público mayor que busca contentar ‘Free Guy’ y en el que, insisto, yo no entro.

Pero, contra pronóstico, la historia de ‘Free Guy’ añade un par de componentes que la hacen sumamente atractiva: el primero es el hecho de que su protagonista principal sea uno de esos personajes de relleno de cualquier videojuego y el segundo es la historia de amor, de lo más romántica, que está escondida detrás de tanta coña y tanto gag absurdo (que, ojo, funcionan muy bien, en especial “Dude” y el “Wrecking ball”) y que me ha terminado conquistando.

Porque ‘Free Guy’ en muchas de sus fases recuerda a las películas de Adam Sandler en las que el protagonista persigue a la chica entre coña y coña, pero en vez de ser desagradable resulta entretenida, divertida y de lo más amena.

Es una tontería de cabo a rabo, pero me ha amenizado una tarde.

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