Suave comedia (basada en hechos reales. En concreto en la operación ABSCAM) sobre una pareja de descarados y estrafalarios estafadores (Christian Bale y Amy Adams) que son chantajeados por un agente del FBI (Bradley Cooper) para que participen y ayuden en la caza de varios peces gordos corruptos.

"La gran estafa americana" prometía mucho (con una premisa de enredos de engaños y capturas, con una ambientación setentera de lentejuelas y colorinchis, con un director que el año anterior ofreció una cinta de lo más interesante y memorable por momentos ("El lado bueno de las cosas"), con un reparto de relumbrón...)... prometía mucho y dio bastante menos de lo esperado (sus 10 nominaciones a los Oscars que resultaron en cero galardones no son una casualidad; pues si bien nos encontramos con un digno largometraje, no tiene el suficiente calado en su conglomerado como para destacar algún aspecto que no sea superado por varias cintas de 2013 (podemos decir que, como sátira moderna hacia los estafadores, "El lobo de Wall Street" está mucho mejor desarrollada en su libreto (en todos los aspectos, desde el humorístico hasta el reflexivo y dramático pasando por las confabulaciones y la complejidad), mejor dirigida, goza de mejor fotografía, cinematografía, montaje, etc. Y tampoco hay que irse muy lejos para toparse en 2013 con personajes e interpretaciones más atrapantes: desde "Blue Jasmine" hasta "12 años de esclavitud", "La vida de Adele", etc).

Pero dejando a un lado el momento de sobrevaloración que vivió esta cinta (momento que al final fue deshinchándose con la misma futilidad que lo hace su calado en el espectador tras verla), eso no quita para que estemos ante un metraje tolerable.

Evidentemente sin compararse con los anteriores trabajos de David O. Russell ("El lado bueno de las cosas" y "The Fighter". Ambas bastante mejores que ésta que nos ocupa), "La gran estafa americana" al menos puede verse (la realización es buena sin destacar, al igual que la edición y la banda sonora). La operación en la que se ven envueltos sus protagonistas tiene cierta sugerencia (ya que tiene como objetivo final atrapar a altos cargos políticos) y eso mantiene al espectador con cierto interés hasta el desenlace. Además "La gran estafa americana" se deleita en las interpretaciones principales de los actores que, sin que sus roles pasen a la historia precisamente (la verdad es que aquí no se nos presentan personajes de gran profundidad, multidimensionalidad o un divertido carisma inconmensurable), están correctos y cuidadosos en todo momento (destacan los dos actores que ya fueron galardonados por la Academia en películas de David O. Russell: Christian Bale como estrafalario estafador y Jennifer Lawrence como su histriónica esposa) sin llegar a embrujar abismalmente ... básicamente porque el libreto no desarrolla a unos personajes extraordinarios. La cinta también presume de una elegante y cuidada puesta en escena que hace las delicias a los ojos. Pero esto es lo único con lo que "La gran estafa americana" se sostiene.

El guión no consigue originalidad y tampoco evoluciona de la manera notable que se hubiera esperado (la narración se estira innecesariamente con bobadas que hastían: la trama pierde demasiado tiempo en detalles que poco aportan, y en verborrea que no transmite el humor y el ingenio que debiera. El desarrollo de la operación policial no está muy trabajado y pudo estar mejor estructurado, y la cinta prefiere describir más aspectos de telenovela pura entre personajes que de estafa poderosa).

Esto hace que "La gran estafa americana" pierda mucho fuelle respecto a lo que se esperaba de ella. Y una película que tan solo se agilice por el gancho de unos actores apreciables y por una premisa que no llega a contentar en su rendimiento... pues se queda en una promesa (distraída y respetable por momentos, pero promesa al fin y al cabo). No se atreve a ofrecer toda la mala baba que tiene "El lobo de Wall Street".

Lo mejor: El desenlace que acelera el ritmo, la envergadura y el interés (y que salva el metraje de ser aun más desatinado). Jennifer Lawrence y Christian Bale.
Lo peor: La manera que tiene el metraje de estirar el chicle sin perspicacia.