Perdóname porque, desde que de chico mi vieja me hacía soportar "El Derecho de Nacer" con Veronica Castro, hice una promesa de odio hacia las vomitivas telenovelas, pero aquí no he respetado mi compromiso.

Perdóname porque en su momento me terminé enganchando con "Betty La Fea".

Perdóname porque jamás se lo confesé a mis amigos, porque las cargadas que hubiera recibido hubieran sido monumentales.

Perdóname porque no creo que fuera realmente una telenovela, si no una comedia en capítulos muy bien lograda.

Perdóname si pienso que el puntaje que tiene en Filmaffinity es inmerecido, y tiene que ver más con prejuicios que con otra cosa.

Perdóname porque creo que los personajes estaban bien construidos, el guión bien escrito y que era graciosa, sin caer en ninguna cursilería de culebrón.

Perdóname por pensar que, si la novelas de Adrián Suar o Sebastián Ortega estuvieran así de bien hechas, la televisión argentina no sería el desastre que es.

Perdóname por protestar internamente porque una de las amigas de Betty, la morocha lunga de anteojos de "El Club de las Feas", no debería pertenecer a un grupo con ese nombre, porque estaba muy garchable.

Perdona a los yanquis porque hicieron la remake y, para variar, la cagaron.

Y perdóname por el alivio que me da entrar a la sección de críticas, y ver que está llena de gente que piensa como yo