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Voto de manfru:
9
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42.999
Drama
Cuando Ted Kramer (Hoffman), un ejecutivo de publicidad, es abandonado por su mujer (Streep), tiene que hacerse cargo por primera vez de su hijo: deberá conquistar el afecto del niño y hacer de padre y madre a la vez, sin descuidar su carrera profesional. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es increíble como todo el mundo ve en la película el divorcio, la relación padre-hijo, la injusticia de las leyes, el abandono del niño etc,
Pero nadie ve la parte en la que deja de ser un hombre exitoso, en la que le relegan en su puesto, en la que le despiden, en la que tiene que mendigar trabajo, en la que tiene que aceptar un puesto en el que va a ganar por debajo de su cualificación, la parte en la que tiene que dar las gracias por un trabajo que le queda pequeño, pequeñísimo, es decir la parte en la que tiene los problemas laborales que tiene cualquier mujer que es madre (y a veces incluso sin serlo), cualquier mujer ahora en el siglo XXI.
Sin embargo en los 70 del pasado siglo XX, parece terrible que la sociedad trate así a un hombre en plenitud de facultades sólo porque necesita cierto tiempo para ocuparse de su hijo, porque si no lo hace él, no lo va a hacer nadie.
Es decir igual que cualquier madre en el siglo XXI (y no te digo nada en el XX).
Y no hablo de las mujeres divorciadas, hablo de las mujeres que son madres, casadas felizmente o no. Pero esos problemas laborales cuando los tienen las mujeres son normales, no pasa nada, nadie se indigna, a nadie le importa que tenga que cobrar por debajo de su cualificación, a nadie le importa que le sancionen laboralmente porque tiene que atender a su hijo que tiene fiebre, pero sale en pantalla y es un hombre el que sufre todo eso y nos indigna, nos parece injustísimo, nos parece que no debería ser así.
Pues es así, es así todos los días y con la mayoría de las madres.
No resultaría tan dramático si no estuviera protagonizada por Hoffman que hace el papel con la mayor naturalidad del mundo, acepta su humillación con una sonrisa, sin pestañear pero deja entrever su vergüenza, su indignación.
Pero nadie ve la parte en la que deja de ser un hombre exitoso, en la que le relegan en su puesto, en la que le despiden, en la que tiene que mendigar trabajo, en la que tiene que aceptar un puesto en el que va a ganar por debajo de su cualificación, la parte en la que tiene que dar las gracias por un trabajo que le queda pequeño, pequeñísimo, es decir la parte en la que tiene los problemas laborales que tiene cualquier mujer que es madre (y a veces incluso sin serlo), cualquier mujer ahora en el siglo XXI.
Sin embargo en los 70 del pasado siglo XX, parece terrible que la sociedad trate así a un hombre en plenitud de facultades sólo porque necesita cierto tiempo para ocuparse de su hijo, porque si no lo hace él, no lo va a hacer nadie.
Es decir igual que cualquier madre en el siglo XXI (y no te digo nada en el XX).
Y no hablo de las mujeres divorciadas, hablo de las mujeres que son madres, casadas felizmente o no. Pero esos problemas laborales cuando los tienen las mujeres son normales, no pasa nada, nadie se indigna, a nadie le importa que tenga que cobrar por debajo de su cualificación, a nadie le importa que le sancionen laboralmente porque tiene que atender a su hijo que tiene fiebre, pero sale en pantalla y es un hombre el que sufre todo eso y nos indigna, nos parece injustísimo, nos parece que no debería ser así.
Pues es así, es así todos los días y con la mayoría de las madres.
No resultaría tan dramático si no estuviera protagonizada por Hoffman que hace el papel con la mayor naturalidad del mundo, acepta su humillación con una sonrisa, sin pestañear pero deja entrever su vergüenza, su indignación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En el juicio cuando explica como tuvo que abandonar la reunión de trabajo porque su hijo tenía 40 de fiebre, nadie duda que habla de su hijo y que él es su padre, hace olvidar que estamos viendo una película y no un documental. Es un actor fantástico, tan natural que parece el vecino de al lado, incluso hoy mismo nos parece que podía ser el vecino.
Meryl Streep también está fantástica, con su argumentación sencilla e inapelable: yo soy su madre.
Muy buena película que no se ha quedado antigua, si no fuera por la ropa, podríamos pensar que se rodó el año pasado.
Meryl Streep también está fantástica, con su argumentación sencilla e inapelable: yo soy su madre.
Muy buena película que no se ha quedado antigua, si no fuera por la ropa, podríamos pensar que se rodó el año pasado.