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España España · Santander
Voto de Raskólnikov:
2
Drama. Intriga En 1913, en vísperas de la Gran Guerra (1914-1918), extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en ... [+]
9 de febrero de 2010
231 de 352 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película he hecho una excepción. No me gusta leer demasiado las críticas de otros usuarios antes de sentarme a escribir para así evitar en la medida de lo posible que me condicionen. En este caso, con todas mis fuerzas lo he intentado, leyendo las críticas buenas (que no son pocas) que La cinta Blanca tiene, a ver si así se hacía la luz en mi y yo también era capaz de comprender que esto es una obra maestra. Pero lo siento, esta vez no paso por el aro.

Más allá de sus virtudes visuales, que las tiene, quien hace cine no debe olvidarse de lo fundamental, contarnos una historia. En este caso lo que se nos cuenta es NADA. No hay nada detrás del envoltorio. Ni germen, ni nazismo, ni una sola idea más allá de crueldad gratuita, sin sentido y del todo aleatoria. Y es que si nos preguntamos por qué suceden las cosas que Haneke nos cuenta no encontraremos respuesta. Eso sí, nos creemos geniales porque pese a no saber nada de nada nos estamos haciendo preguntas, que parece ser el objetivo de esta lenta, larga y aburridísima película.

Señores, hablemos claro, este tio se está riendo de todos nosotros. Nos presenta dos horas y media vacías pero bien filmadas, y los demás nos encargamos de hacerle su película. Nos tiene que gustar, porque sino es que no sabemos de cine, somos unos estúpidos incultos, y es ahí donde le empezamos a adornar su historia, le revestimos su argumento, y se la explicamos a él mismo, que no deja de descojonarse desde el sofá de su casa en la Selva Ngra, el Tirol, o donde la tenga.

Y no para ahí la cosa, porque en una lucha por ver quién entiende más, se otorgan a la película numerosos premios, mientras se sigue escuchando el eco de su risa. Y él promete reirse de ti todavía una vez más, estatuilla en mano, pero entonces yo ya no estaré enfrente suyo, sino a su lado, riéndome de todos vostros. Y sí, he de reconocerlo, Michael Haneke es un genio, pero no por su cine, sino porque es capaz de retratárnos con suma facilidad. Nos enseña que somos un rebaño, que no tenemos personalidad, que nos dejamos arrastrar por los demás y que adaptamos nuestros gustos a la imagen que queremos transmitir de nosotros mismos. Y no sólo eso, sino que mientras lo hace se gana muy bien la vida. Lo dicho, un genio.
Raskólnikov
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