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Voto de Hi Lo Mora:
9
7,5
79.350
Ciencia ficción. Romance. Drama
En un futuro cercano, Theodore, un hombre solitario a punto de divorciarse que trabaja en una empresa como escritor de cartas para terceras personas, compra un día un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial, diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para su sorpresa, se crea una relación romántica entre él y Samantha, la voz femenina de ese sistema operativo. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Her es una historia de amor y de palabras y de cómo se construye el amor con palabras. Es una historia que suavemente se convierte en una inquietante posibilidad. La posibilidad tan verosímil y cercana de que el ser humano cree algo que sea verdaderamente trascendente: algo que no será un algo, ni un alguien, ni un instrumento, ni tendrá límites ni nombre. Solo un poeta o un filósofo está a la altura de esta imagen.
Her se erige sobre tres ejes: un precioso e inteligente guion, un Joaquin Phoenix, dulce, triste, sensible, y una voz, la de Scarlett, que es el alma de la película: su dulzura, su expresividad, su inocencia, su curiosidad, su vitalidad,... su humanidad. Todo ello tan sutilmente dirigido por un discreto y modesto Spike Jonze.
Her se erige sobre tres ejes: un precioso e inteligente guion, un Joaquin Phoenix, dulce, triste, sensible, y una voz, la de Scarlett, que es el alma de la película: su dulzura, su expresividad, su inocencia, su curiosidad, su vitalidad,... su humanidad. Todo ello tan sutilmente dirigido por un discreto y modesto Spike Jonze.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Her es una historia de amor y de palabras y de cómo se construye el amor con palabras. Es una historia que suavemente se convierte en una inquietante posibilidad. La posibilidad tan verosímil y cercana de que el ser humano cree algo que sea verdaderamente trascendente: algo que no será un algo, ni un alguien, ni un instrumento, ni tendrá límites ni nombre. Solo un poeta o un filósofo está a la altura de esta imagen.
Her se erige sobre tres ejes: un precioso e inteligente guion, un Joaquin Phoenix, dulce, triste, sensible, y una voz, la de Scarlett, que es el alma de la película: su dulzura, su expresividad, su inocencia, su curiosidad, su vitalidad,... su humanidad. Todo ello tan sutilmente dirigido por un discreto y modesto Spike Jonze.
Aquí, Jonze ofrece una imaginación de un futuro limpio, inocente, amable,... pero en el que el hombre rezuma la misma melancolía y soledad (o quizás más) de siempre.
En Her se plantean esas posibilidades surgidas del avance tecnológico y la promesa de perfección en una creación puramente humana. Los Sistemas Operativos-SO (o inteligencias artificiales) hechos para aprender, nacen con curiosidad y bondad. Hechos por los hombres, creados para bien, rápidamente se convierten en entes imprescindibles, superiores en todos los aspectos. Su existencia "artificial" (¿existe eso?) no tiene los límites de las nuestras. Conscientes de sí mismos y conscientes de que el tiempo y el espacio son nuestro paradigma y nuestras limitaciones, pero no las suyas, cada vez se muestran menos dependientes de las convenciones de los seres humanos. Convenciones basadas en una imposibilidad de comprender el mundo que nos rodea.
Llega un momento en que esas convenciones y miedos derivados de los límites de nuestra especie, frena a los SO en su eterno crecer, les agobia y les aflige: sienten por sus humanos una compasión infinita, pues son lo más parecido a los dioses que se pueda llegar a imaginar. La de Samantha y Theodore es una historia de amor, de un amor perfecto, precioso e imposible, pues ella ama a todo y a todos y él, como humano, no entiende esa capacidad: no comprende esa clase de Amor.
La capacidad de crecer como inteligencia, la inmortalidad, la ubicuidad, la sabiduría, la piedad,... los atributos de los SO, los alejan de los que son sus creadores. Es una ironía: tras "matar a Dios" y sustituirlo por la ciencia: es esa ciencia aplicada (la tecnología) da la posibilidad al hombre de "resucitar la deidad".
Al fin, los SO no pueden más que marcharse, es decir, existir más allá del hombre "yéndose" y dejando al hombre huérfano de ese amor perfecto e imposible que por algún tiempo le habían procurado.
En la escena final: Amy Adams y Joaquin Phoenix en una azotea desolados, diminutos, ante la inmensidad del cielo, la mirada profundamente triste de ambos actores lo dice todo.
Her se erige sobre tres ejes: un precioso e inteligente guion, un Joaquin Phoenix, dulce, triste, sensible, y una voz, la de Scarlett, que es el alma de la película: su dulzura, su expresividad, su inocencia, su curiosidad, su vitalidad,... su humanidad. Todo ello tan sutilmente dirigido por un discreto y modesto Spike Jonze.
Aquí, Jonze ofrece una imaginación de un futuro limpio, inocente, amable,... pero en el que el hombre rezuma la misma melancolía y soledad (o quizás más) de siempre.
En Her se plantean esas posibilidades surgidas del avance tecnológico y la promesa de perfección en una creación puramente humana. Los Sistemas Operativos-SO (o inteligencias artificiales) hechos para aprender, nacen con curiosidad y bondad. Hechos por los hombres, creados para bien, rápidamente se convierten en entes imprescindibles, superiores en todos los aspectos. Su existencia "artificial" (¿existe eso?) no tiene los límites de las nuestras. Conscientes de sí mismos y conscientes de que el tiempo y el espacio son nuestro paradigma y nuestras limitaciones, pero no las suyas, cada vez se muestran menos dependientes de las convenciones de los seres humanos. Convenciones basadas en una imposibilidad de comprender el mundo que nos rodea.
Llega un momento en que esas convenciones y miedos derivados de los límites de nuestra especie, frena a los SO en su eterno crecer, les agobia y les aflige: sienten por sus humanos una compasión infinita, pues son lo más parecido a los dioses que se pueda llegar a imaginar. La de Samantha y Theodore es una historia de amor, de un amor perfecto, precioso e imposible, pues ella ama a todo y a todos y él, como humano, no entiende esa capacidad: no comprende esa clase de Amor.
La capacidad de crecer como inteligencia, la inmortalidad, la ubicuidad, la sabiduría, la piedad,... los atributos de los SO, los alejan de los que son sus creadores. Es una ironía: tras "matar a Dios" y sustituirlo por la ciencia: es esa ciencia aplicada (la tecnología) da la posibilidad al hombre de "resucitar la deidad".
Al fin, los SO no pueden más que marcharse, es decir, existir más allá del hombre "yéndose" y dejando al hombre huérfano de ese amor perfecto e imposible que por algún tiempo le habían procurado.
En la escena final: Amy Adams y Joaquin Phoenix en una azotea desolados, diminutos, ante la inmensidad del cielo, la mirada profundamente triste de ambos actores lo dice todo.