La confusión de las deidades, retratar a una narf, a quien yo conocería tiempo atrás como nereida, ninfas del mar, bañeras, pero con el poder inspirador de las musas. Las musas, partícipes de la creación...

La naturaleza forma parte de la vida. Los hombres sólo quedan de paso. Y tienen la posibilidad de pasar o de dejar su mano marcada en cualquier pared, en algún papel, en según qué imagen.

Una joven desnuda, bella, alegre, en ocasiones es quien debe aparecer para volver a creer en estos cuentos infantiles, que se bastaban de una moraleja para retratar un aprendizaje... que como niños no nos preocupamos por retener y como adultos no hemos tenido tiempo de volver a escuchar. Pero esa enseñanza queda marcada en el paso de los siglos, siempre hay un ser dispuesto a devolverla a la vida y marcarla dentro de una de las artes que todos sabemos manejar pero no siempre nos atrevemos a utilizar.

Cual es la importancia del futuro, cual es el miedo que transmite la responsabilidad de dejar esa huella. Para esto existe la inspiración, para poder retratar lo que nos ronda como aves al acecho en nuestras mentes.

Y un ser mitológico, el recuerdo de su historia, puede despertar nuestras inquietudes, salvar misterios, unir culturas y formar equipos.

La soledad es una grata compañía cuando se siente como la penitencia que las circunstancias te han marcado, pero debe ser una compañera pasajera, porque siempre te rodean unidades que te hacen más fuerte, y cuánto más fácil resulta la solución cuando esas personas ayudan al unir sus ideas a las tuyas.

Todos tenemos la virtud de inspirar, aunque sólo sea un poco de confianza, para crear ese momento ilusorio en el que todo parece que va a ir mejor.

Las musas también necesitan inspiración, y como tal, bebo de las almas de guerreros, que siempre permanecieron fuertes en la batalla y que me agarran con determinación para que no caiga ante la desidia de no poder plasmar en el papel lo que mis genios de las artes desean crear.

¿Y quién sirve a mis guerreros para que mantengan esa fuerza? los dioses han repartido los dones para que todos podamos compartirlos y unos abracemos los bienes de otros por pura necesidad.

Porque todos somos seres míticos y únicos, porque todos damos pasos pequeños que marcan huellas en la hierba fresca que un leve viento podrá desdibujar pero que tal vez haya dado tiempo a que alguien percibiera su presencia.

Y puede que sea cierto que con un cruce de miradas o palabras se consiga transmitir de un recipiente a otro toda la bondad que sirve para crear.

Quien busca la inspiración acaba encontrando como necesidad el inspirar a los demás. Y como musa busco ser esa inspiración para acomodar las ideas de algún genio perdido entre sus propios abismos negros que resultan en ocasiones la falta de una intención, y que una atención servirá para que el arte de la vida avance.

Tres fuerzas para un mismo objetivo:

meletea , mnemea y aedea