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Voto de manulynk:
7
6,7
66.797
Bélico. Acción. Thriller. Drama
En Irak, una unidad de élite de artificieros norteamericanos actúa en una caótica ciudad donde cualquier persona puede ser un enemigo y cualquier objeto, una bomba. El jefe del grupo, el sargento Thompson, muere en el transcurso de una misión y es sustituido por el impredecible y temerario sargento William James (Jeremy Renner). Cuando falta poco para que la brigada sea relevada, el imprudente comportamiento de James hará que dos de sus ... [+]
2 de octubre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay conflicto bélico en el que hayan intervenido los Estados Unidos, sobre el que Hollywood no haya realizado una película. Los recientes conflictos de Iraq y Afganistan se han hecho esperar, pero tras prácticamente 10 años, se están empezando a acumular unas cuantas películas. Tradicionalmente en este tipo de género los films exaltan valores típicos como el heroísmo (sobretodo el individual), el espíritu de sacrificio o el de compañerismo. Aunque la mayor parte de los films que tratan sobre este último conflicto se han centrado más bien sobre las secuelas que sufren los soldados.
La realizadora Katryn Bigelow, intenta ofrecernos una visión bien diferente para lo cual nos lleva directamente al mismísimo epicentro de este peculiar conflicto, siguiendo los pasos de una unidad de desactivación de explosivos, cuya "rutina" diaria es precisamente esa, jugarse el pellejo tratando de desactivar todo tipo de artefactos que los insurgentes iraquíes se empeñan en colocar en los lugares más recónditos.
Lo primero que llama la atención es la ausencia de estrellas como protagonistas (curiosamente son mucho más conocidos los "secundarios" Guy Pearce, Ralph Fiennes o David Morse que no los protagonistas Jeremy Renner, Anthony Mackie o Brian Geraghty). Seguramente, Bigelow, intenta de esta forma que nos fijemos más en los hechos que no en las personas, ya que en el fondo, las guerras las libran soldados anónimos. Así, desde los primeros segundos, la realizadora nos introduce de lleno en la guerra, con un estilo que se acerca mucho al documental lo que refuerza el realismo que quiere imprimir al film. De una forma simple, Bigelow nos hace partícipes de las vicisitudes de este equipo que tratan de sobrevivir a las diversas trampas que los iraquíes van sembrando en su camino.
Los mecanismos para inducir tensión en el espectador son bien sencillos es el mostrar cámara en mano, de forma nerviosa, tambaleante, las actuaciones del equipo de desactivación, mostrándolos además desde todos los puntos de vista posibles a modo de rápidos "flashes" en el que el peligro puede asomar desde cualquier ventana o esquina, con lo que acabamos sufriendo con ellos, operación tras operación. De alguna forma, acabamos entendiendo lo que puede ser pasar unos días con los militares en un país extraño donde no son bienvenidos.
Uno de los grandes aciertos del film es la reducción absoluta con la que afronta la situación de los militares. El film no cuestiona porqué están allí, no es el objetivo de Bigelow realizar una película discursiva sobre la guerra, ya sea para posicionarse en contra o a favor. No hay cuestiones políticas que justifiquen la presencia de las tropas norteamericanas en Iraq, ni implícitas ni explícitas.
(sigue)
La realizadora Katryn Bigelow, intenta ofrecernos una visión bien diferente para lo cual nos lleva directamente al mismísimo epicentro de este peculiar conflicto, siguiendo los pasos de una unidad de desactivación de explosivos, cuya "rutina" diaria es precisamente esa, jugarse el pellejo tratando de desactivar todo tipo de artefactos que los insurgentes iraquíes se empeñan en colocar en los lugares más recónditos.
Lo primero que llama la atención es la ausencia de estrellas como protagonistas (curiosamente son mucho más conocidos los "secundarios" Guy Pearce, Ralph Fiennes o David Morse que no los protagonistas Jeremy Renner, Anthony Mackie o Brian Geraghty). Seguramente, Bigelow, intenta de esta forma que nos fijemos más en los hechos que no en las personas, ya que en el fondo, las guerras las libran soldados anónimos. Así, desde los primeros segundos, la realizadora nos introduce de lleno en la guerra, con un estilo que se acerca mucho al documental lo que refuerza el realismo que quiere imprimir al film. De una forma simple, Bigelow nos hace partícipes de las vicisitudes de este equipo que tratan de sobrevivir a las diversas trampas que los iraquíes van sembrando en su camino.
Los mecanismos para inducir tensión en el espectador son bien sencillos es el mostrar cámara en mano, de forma nerviosa, tambaleante, las actuaciones del equipo de desactivación, mostrándolos además desde todos los puntos de vista posibles a modo de rápidos "flashes" en el que el peligro puede asomar desde cualquier ventana o esquina, con lo que acabamos sufriendo con ellos, operación tras operación. De alguna forma, acabamos entendiendo lo que puede ser pasar unos días con los militares en un país extraño donde no son bienvenidos.
Uno de los grandes aciertos del film es la reducción absoluta con la que afronta la situación de los militares. El film no cuestiona porqué están allí, no es el objetivo de Bigelow realizar una película discursiva sobre la guerra, ya sea para posicionarse en contra o a favor. No hay cuestiones políticas que justifiquen la presencia de las tropas norteamericanas en Iraq, ni implícitas ni explícitas.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tampoco hay una exaltación de los típicos valores militares, aunque sí que consigue que nos alineemos con los soldados protagonistas (soldados anónimos lo que tiene más mérito, ya que no se sirve del recurso fácil de utilizar a una estrella mediática), pero descontextualizados de grandes (e hipócritas) ideas como el de "llevar la democracia a una dictadura".
El verdadero objetivo del film es mostrar un aspecto de la guerra que pocos se habían atrevido a enseñarnos: la atracción por el peligro. Desactivar bombas, acaba siendo para algunos de los miembros del grupo (para uno en concreto) un auténtico subidón de adrenalina. Una forma de sentirse vivo. No es tan alejada la actitud del protagonista de los que se tirán por un puente, suben por rampas verticales a pulso o se lanzan en paracaidas de forma frecuente. Una actitud que no es del todo infrecuente. Paradójicamente, mientras están en el frente algunos se siente más a gusto que en casa con su mujer y sus hijos llevando una vida "tranquila".
La propuesta de Bigelow es interesante, también discutible, pero lo que no cabe duda es que hasta que no termina el film, nos sentimos clavados al sillón, sudamos, se nos acelera el pulso, nos sentimos amenazados, y respiramos aliviados con cada prueba a que se ven sometidos los personajes del film. Después de tantos films criticando las guerras y sus efectos de forma abierta, se agradece que alguien se haya decidido a buscar una vía intermedia que no busque ni criticar ni ensalzar los conflictos, y devolverlos a sus verdaderos protagonistas.
El verdadero objetivo del film es mostrar un aspecto de la guerra que pocos se habían atrevido a enseñarnos: la atracción por el peligro. Desactivar bombas, acaba siendo para algunos de los miembros del grupo (para uno en concreto) un auténtico subidón de adrenalina. Una forma de sentirse vivo. No es tan alejada la actitud del protagonista de los que se tirán por un puente, suben por rampas verticales a pulso o se lanzan en paracaidas de forma frecuente. Una actitud que no es del todo infrecuente. Paradójicamente, mientras están en el frente algunos se siente más a gusto que en casa con su mujer y sus hijos llevando una vida "tranquila".
La propuesta de Bigelow es interesante, también discutible, pero lo que no cabe duda es que hasta que no termina el film, nos sentimos clavados al sillón, sudamos, se nos acelera el pulso, nos sentimos amenazados, y respiramos aliviados con cada prueba a que se ven sometidos los personajes del film. Después de tantos films criticando las guerras y sus efectos de forma abierta, se agradece que alguien se haya decidido a buscar una vía intermedia que no busque ni criticar ni ensalzar los conflictos, y devolverlos a sus verdaderos protagonistas.