Marc Forster, director ecléctico donde los haya (entre los títulos que ha dirigido se encuentran películas tan diferentes como Descubriendo Nunca Jamás, Guerra Mundial Z, Quantum of Solace, Christopher Robin o Cometas por el cielo), se marca una suerte de David Lynch particular en Tránsito, una película que explora los oscuros recovecos de la mente humana y un tema tan espinoso como el suicidio y las tendencias suicidas.
Siempre ayuda tener un trío protagonista formado por Ewan McGregor, Naomi Watts y Ryan Gosling, tres de esos intérpretes que hacen fácil el difícil arte de actuar, y sin duda la narración logra captar la atención del espectador lo suficiente como para entretenerlo y llegar al final con el interés intacto por saber qué está pasando.
No es una gran obra maestra, y desde luego queda muy lejos del estilo del maestro, pero sin duda puede ser disfrutable para los espectadores a los que les guste comerse el coco con argumentos enrevesados y conceptos psicológicos.

Lo mejor: Su reparto, la fotografía (amarillenta y "nocturna") y su estilo.
Lo peor: Podría haber estado más elaborada en sus personajes y trama.