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Voto de Sibila de Delfos:
9
Ciencia ficción. Fantástico. Acción Desde Krypton, un lejano planeta muy avanzado tecnológicamente, un bebé es enviado en una cápsula a través del espacio a la Tierra para que viva entre los humanos. Educado en una granja en Kansas en los valores de sus padres adoptivos, Martha (Diane Lane) y Jonathan Kent (Kevin Costner), el joven Clark Kent (Henry Cavill) comienza desde niño a desarrollar poderes sobrehumanos, y al llegar a la edad adulta llega a la conclusión de que ... [+]
24 de junio de 2013
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos con las confesiones: quien esto firma no ha leído jamás un comic de Superman, y posee (vamos, poseo) un conocimiento bastante limitado sobre el personaje. Por tanto, si se ha respetado el canon o no es un dato desconocido.
Lo que sí se puede observar a simple vista, se sea fan del ciudadano más célebre de Krypton o no, es que en 2006 casi todo el mundo criticó a Bryan Singer por haber seguido paso por paso el esquema fílmico de Richard Donner en su visión del héroe protagonizada por Christopher Reeve. y ahora, cierto sector fan y crítico vilipendia el ejercicio de Zack Snyder precisamente por apartarse de lo hecho hasta la fecha con el personaje y seguir su propio camino. Mmmmmm... algo falla ahí, ¿no?
Dicho ésto, lo que debería importar es si la película es buena o no, si entretiene o no, si luce espectacular o no. Y la respuesta es... sí. Rotundamente sí.
Snyder vuelve aquí a lo que mejor sabe hacer, que es coger un cómic (Watchmen, 300, Superman) y darle una vida única en la pantalla. Lejos del experimento desquiciado que fue Sucker Punch, el de Wisconsin se pone el mono de trabajo y entrega en bandeja de plata una película soberbia.
La mano de Christopher Nolan se nota, desde luego. Se nota en la narrativa fragmentada, marca de la casa, en el montaje conciso aunque no acelerado, los flashbacks diseminados por el metraje, y por supuesto en el interés por revestir de dramatismo y trascendencia las aventuras del superhéroe americano por excelencia. Por supuesto, no es posible alcanzar los mismos niveles de tragedia e infierno interior que se alcanzaron en los últimos Batman de Nolan, por la sencilla razón de que este Clark Kent no está ni de lejos tan atormentado como el Bruce Wayne al que dio vida Christian Bale, pero el parentesco se nota y mucho entre ambas sagas. Existe una narrativa madura, adulta, muy pensada, en la que todas las frases (y Clark Kent tiene pocas durante todo el primer tercio de película... una decisión imagino que consciente) tienen su razón de ser. Y sobre todo, El Hombre de Acero es una película que desprende épica, y no sólo en las escenas de acción. Tiene emoción, tiene emotividad, crea una necesidad de saber que los personajes van a estar bien y van a sobrevivir... y eso es algo que Los Vengadores, con su excepcional parafernalia visual y sus toneladas de entretenimiento épico, no pudo conseguir. Ahí quedan para el recuerdo secuencias como el prólogo en Krypton, absolutamente maravilloso y francamente emotivo; el beso entre Lois y Clark (uno de los momentos más divertidos de una película con escaso sentido del humor... como es habitual en el cine de Nolan, por otra parte); la conversaciones entre Clark y Martha; y por supuesto, las tres batallas finales que se encadenan en un apabullante clímax final que deja en ridículo todo lo visto con anterioridad en el cine de superhéroes.
Pero dejemos ya la trascendencia a un lado. El Hombre de Acero es un puro y duro espectáculo visual para quedarse con la boca abierta. Y lo es en gran parte por los extraordinarios efectos visuales y en parte por el manejo de Snyder con la cámara. El tipo le echa arrojo, le echa valor, y aunque se descontrole en algunos momentos (a veces la cámara se mueve tanto que cuesta seguir la pelea), filma la acción con una energía y un acierto admirables para una película tan mastodóntica a todos los niveles, y en ocasiones aportando una belleza de museo a los planos (Lois caminando hacia el ejército). Ayuda también mucho la banda sonora de un Hans Zimmer en excelente forma que dota al conjunto de todavía más épica y emoción.
Hay fallos, claro está, fallos que impiden que la película alcance la máxima nota. Puede que le sobren cinco minutos del larguísimo enfrentamiento entre Clark y los secuaces de Zod a ras de suelo, y hay un rato, desde la presentación de Clark hasta su decisión de enfundarse el traje, en que la narración va dando saltos sin que se sepa muy bien por qué los personajes van adonde van y hacen lo que hacen. Pero hay que perdonárselo, cuando incluso en esos momentos menos acertados los actores siguen estando tan soberbios. Henry Cavill y Michael Shannon son los Clark y Zod perfectos, protagonista y antagonista. Cavill concretamente está perfecto, muy creíble y con una presencia y una mirada más carismáticas que siete Brandons Rouths juntos. Amy Adams, toda naturalidad, es una de las mejores actrices del mundo, y con eso queda todo dicho. Russell Crowe y Ayelet Zurer triunfan en el plano más emocional, e igualmente se complementan a la perfección con los padres terrenales del héroe, Kevin Costner y Diane Lane.
En definitiva, un modelo de cómo hacer un blockbuster veraniego con acierto, sin descuidar el guión y sacando el máximo partido a todos los recursos posibles. Un triunfo, salvo para los ciudadanos de Metropolis que han visto destrozadas sus casas de semejante manera.

Lo mejor: Casi todo (ese epílogo... ¡ese epílogo!)
Lo peor: La narración pierde un poquito el rumbo en los primeros compases después del prólogo.
Sibila de Delfos
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