El veredicto (La ley del menor) es un producto interesante, pero mal llevado.
Richard Eyre, un veteranísimo de la ficción inglesa, Caballero del Imperio Británico, es el encargado de coger la batuta para dirigir semejante orquesta con tan afinadísimos concertinos (Stanley Tucci, siempre excelente; Fionn Whitehead, un portento visto ya en Black Mirror y Dunkerque; y por supuesto Emma Thompson, una de las mejores actrices del mundo). Sin embargo, sorprende que precisamente la puesta en escena sea tan plana y televisiva, poco propia de un artista como Eyre. La historia es emotiva, pero no transmite esa emoción más allá de ser una propuesta entretenida que se sostiene sobre los hombros de sus excelentes actores. No hay más que ver el final, tan descafeinado, o la descripción de los problemas maritales de la pareja protagonista, para ver que la narración anda bastante coja en lo que a su capacidad de emocionar se refiere.
Correcta, pero daba para mucho más.