Después de dos enormes adaptaciones de obras magnas de la literatura española como fueron Los santos inocentes y La casa de Bernarda Alba, Mario Camus decidió apostar por una comedia y un tono más ligeros en Amor propio, un producto al servicio del descomunal talento de Verónica Forqué y su muchas veces explotada química con Tito Valverde. Y ojo al plantel de secundarios... Antonio Resines, Anabel Alonso, Ana Duato, Antonio Valero, Helio Pedregal, Ramón Langa... así, como quien no quiere la cosa.
Sin ser ninguna obra maestra, la película lanza un agradecido mensaje feminista, no tan habitual como ahora en aquella España de 1994, en pro de la honestidad e inteligencia femenina en una pareja en la que el hombre es un sinvergüenza.
Correcta, entretenida y simpática. Y descanse en paz la gran Verónica Forqué.