En siete notas musicales resumiré las impresiones que me dejó "Blaze":

DO: No puedo ser objetivo, me va el country, ya sólo con los temas musicales subo la película al 5.

RE: Se nota que es un trabajo personal de Hawke, un empeño particular. Y es gracias a ese empeño que el trabajo respira libertad, cadencia, buen gusto.

MI: El country es, a veces, como la canalización de nuestro ser más profundo, más ecuánime, más sincero, más lúcido. Y en Blaze me llega eso, la brillantez del momento, cuando alrededor todo es incierto.

FA: El artista que reniega del icono. El genio que se hunde en el lodo. La mujer sensible que entrega lo mejor de sí. El músico maldito que se degrada en el tugurio. La pareja novel que vive con ilusión su inicial relación. Las letras de las canciones como testamento de cada etapa de vida perdida en el tiempo. El vicio como salida a una vida desesperanzada. Los traumas infantiles como carga insuperable. La mugre que rezuma una sociedad que ya no ve, ni oye, ni respeta, ni ama.

SOL: Pocas veces suena tan bien la flauta (la guitarra en este caso) acompañando la historia de una vida. Es la vida de un artista de los de antes, los que no ganaban dinero, lo que se hundían en el barro, los que jamás fueron reconocidos ni esperaban serlo.

LA: Me dio la impresión de que el músico Blaze, cuando habla de su vida desde el escenario cutre del destartalado pueblo, es como la voz del predicador en el desierto. Una voz ahogada hablando desde el fondo del alma pero perdiéndose en el vacío de una aburrida taberna.

SI: Me llegó algo muy orgánico, muy real, muy hermoso... propio de ese cine que ya no se hace, y que habla desde el buen gusto, desde el desinterés por la taquilla... desde el desinterés por la fama, que decía Blaze.