Estamos incontestablemente, ante uno de los mejores, o el mejor, musical de la Historia del cine. Todo, todo funciona con la más absoluta perfección.
Siempre he pensado, que hacer un buen musical es, en realidad, un género muy difícil, porque además de buen guión, interpretación, ambientación, fotografía etc..., elementos inherentes en cualquier buena película, hay que añadir, buenos temas musicales, buenos bailes y coreografías y buenos cantantes.
Pero eso no es todo. Además, para que la película funcione de verdad, los números musicales han de estar integrados perfectamente en el ritmo narrativo y han de suponer una continuidad del argumento y esto es lo que me parece milagroso en esta película.
En la mayoría de los musicales, se observa muchas veces que, aunque los números musicales sean auténticas obras de arte, interrumpen el argumento, con lo que muchas veces, el espectador ve dos obras en una, es decir, la película por un lado y el musical por otro, como en las obras de teatro interrumpían con los entreactos para dar descanso a los actores.
Esto ocurría por ejemplo con los musicales, preciosos por otra parte, de Rogers y Hammerstein.
Otras veces también ocurre que, para integrar mejor los números musicales, crean un guión mas simple y de argumento fácil, para que todo sea más maleable.
Por eso a esta película yo le llamo milagro. No creo que existan más de media docena de musicales que puedan comparársele. Además de unas canciones inolvidables, coreografías, bailes, rozando todos ellos la obra maestra, como película también tenemos un guión interesantísimo, el paso del mudo al sonoro en el cine, una comedia perfecta y lo más dificil, esa continuidad del argumento en la música y viceversa hacen de esta película, sin ninguna duda, una OBRA MAESTRA.