Las películas de Wes Anderson son mundos. Mundos autónomos, con vida propia, que se "parecen" a nuestro mundo, pero que tienen un aura de magia, un aire infantil y soñador. Tal vez por eso no atraen las simpatías de todo el mundo, porque son propuestas muy personales, radicales en cierto modo, extravagantes a veces y delirantes otras; además, Anderson ha sido fiel a su estilo durante toda su carrera, así que quien ya lo conozca, ya sabe lo que se va a encontrar en Moonrise Kingdom.
Por tanto, primera advertencia: si no te gusta el cine de Wes Anderson, no creo que con esta película te convenza. Pero con esto no quiero echar a nadie atrás. Es más, creo que con Moonrise Kingdom, Wes Anderson ha dado un salto cualitativo: a lo cerebral que suele ser su cine, el cineasta ha encontrado un camino para llegar al corazón del espectador. Moonrise Kingdom no solo es un lujo para las neuronas, sino que termina tocando el corazón de una manera bastante curiosa. La historia de amor preadolescente de los dos chiquillos protagonistas (ella, interpretada por Kara Hayward, es grandiosa) es extravagante y tierna a la vez; además, el plantel de personajes secundarios es de una riqueza y una comicidad a prueba de bombas. Y menudo reparto: Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand, Tilda Swinton, Bruce Willis... Todos espléndidos.
Moonrise Kingdom me ha sorprendido. Wes Anderson no renuncia a sus extravagancias, pero las reviste de humanidad gracias a unos personajes y una historia muy sencilla en apariencia, pero llenos de detalles y matices que cautivan. La última película de Wes Anderson es una delicia, una evocación magnífica de la infancia plena de imaginación e ironía. Una joyita que nadie debería perderse.