Cine social de ese al que el panorama español nos tiene tan acostumbrados. Barriadas marginales, chicos delincuentes (aunque de buen corazón, faltaría más), drogas, borracheras, familias rotas, etc. Lo de siempre. Aquí, dos chicos son los protagonistas de la función, y si le doy el 5 al film es por Jesús Carroza (no por Ballesta, que me sigue pareciendo bastante irregular, por no decir plano) y por alguna que otra escena.
Pero la pregunta clave es: ¿y el guión? La primera hora se dedica a seguir a los chavales y sus "peripecias", sin más, sin nada que ofrezca interés, simplemente mostrándonos lo malos que los ha hecho la sociedad. Luego se nos va descubriendo que, a pesar de la fachada de delincuentes, son chicos capaces de tener sentimientos y todo eso. Y, de repente, el final, abrupto y más que previsible.
Siempre veo estas películas sociales con mucho escepticismo, pues, salvo las de León de Aranoa y alguno más, todas vienen a ser lo mismo. Y ésta no se escapa. Nada nuevo bajo el sol.