Es curioso que Primos, abocada a ser un paréntesis humorístico dentro de la carrera de Sánchez Arévalo, goce de unos personajes y una historia tan medida, donde todo funciona tan bien y donde el ritmo no decae nunca, además sin renunciar a la prometida juerga y el despiporre necesario. Primos es una conjunción de fuerzas difícil pero acertada por completo.
Primos, aunque tenga pinta de película menor, de comedieta costumbrista (no quiero decir aquello de "españolada"), sabe ir más allá de las risas y hablarnos, con muchísimo humor, de las cosas verdaderamente centrales en nuestra vida: el amor, la amistad, el futuro, la superación de los miedos, la actitud vital ante los problemas, etc. Una perfecta mezcla de "burlas y veras", como decían nuestros literatos barrocos, no hay otra manera de abordar la vida en el arte de manera sincera y certera.
¡Qué personajes y qué actores! Quim Gutiérrez es un actor que cada vez me sorprende más por su solvencia y su presencia, Raúl Arévalo es un fenómeno de desparpajo y naturalidad, y Adrián Lastra es la revelación, en un personaje-caramelo impagable y entrañable. Un trío verdaderamente divertido y tierno con el que Sánchez Arévalo demuestra su buen tino a la hora de crear personajes. Además, añádele a todo eso buena música, la hermosura de un escenario natural como Comillas, unos secundarios buenísimos (de Antonio de la Torre me esperaba lo mejor, pero me sorprendieron gratamente -y no sólo por su belleza- Inma Cuesta y Clara Lago) y un guión que sabe equilibrar la balanza entre el disparate y la diversión controlada.
Primos es una apuesta segura y una muestra de que la comedia española puede y debe superarse a sí misma. Mis felicitaciones -otra vez- para Daniel Sánchez Arévalo y su tropa.