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España España · Salamanca
Voto de Nipsky:
8
Comedia Época de la Guerra Fría. C.R. MacNamara, representante de una multinacional de refrescos en Berlín Occidental, hace tiempo que proyecta introducir su marca en la URSS. Sin embargo, en contra de sus deseos, lo que su jefe le encarga es cuidar de su hija Scarlett, que está a punto de llegar a Berlín. Se trata de una díscola y alocada joven de dieciocho años, que ya ha estado prometida cuatro veces. Pero lo peor es que, eludiendo la ... [+]
7 de diciembre de 2009
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine nació como entretenimiento para una élite mínima de personas que querían algo diferente, algo novedoso. Y así fue en un principio: cortos que no hacían más que impresionar a los espectadores, entreteniéndoles ante el escaparate de nuevas técnicas de las que hacía gala el futuramente llamado séptimo arte.

Sin embargo, más tarde, a alguna pequeña cabeza pensante se le ocurrió la fusión de algo que no estába intrínseco en la definición de cine, pero que surgía como elemento emergente: la crítica. Los productores de aquella época no eran más tontos por tener menos siglos de historia a sus espaldas y ya sabían el gran tirón económico que propiciaba el cine, por tanto, pocos fueron conscientes de las efímeras, ligeras y muy escondidas críticas que se hacían al gobierno, a la tiranía oligárquica etc en las películas que producían. Cuando la cosa explosionó de tal manera que la crítica sutil se convirtió en una película encerrada en una denuncia social, esos productores alzaron la mano y ahí entró la censura.

Esto no significó que las películas siguieran denunciando lo que a los directores/guionistas/realizadores les pareció oportuno, es más, lo que empezó como un experimento no hizo más que pulimentar el concepto de cine, sumando a su capacidad de entretener la necesidad de denunciar, de críticar, de exponer un análisis de la realidad contextual ligada al largometraje. Así, la deshumanización del arte de Ortega y Gasset es, a ojos de este crítico aficionado, una limitación, una ceguera parcial de todo lo que el cine (y cualquier otro arte) puede dar.

Ha habido numerosos genios en el cine: todos aquellos que supieron aunar en un mismo rollo denuncia y entretenimiento, incisión crítica y reflexiva con el divertimento propio de un gran espectáculo y uno de los mejores es, sin duda, el gran Billy Wilder.

Sus comedias (género desechado con razón en la actualidad por su distanciamiento de la definición de cine) son la cúspide de entretenimiento y crítica, y uno de los mejores ejemplos es esta Un, dos, tres y sus brillantes diálogos, sus divertidos gags, sus geniales interpretaciones y su único y propio estilo de incidir en los débiles tabiques que lideran nuestra sociedad. Una maravilla, desde luego.
Nipsky
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