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Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Voto de Jean Ra:
7
Drama Un enfermero introvertido y con tendencia a la depresión (Tim Roth) se dedica a ayudar a pacientes terminales, al tiempo que trata de retomar la relación con la familia que abandonó. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de su breve y contundente obra, el mexicano Michel Franco ha esbozado desde diversos ángulos los choques que se producen cuando se enfrentan los valores modernos con los tradicionales. Más particularmente, su foco se sitúa sobre el modelo familiar occidental. En "Después de Lucía" veíamos como los valores de la civilización quedan cortos frente a los instintos, cuando una persona cercana sufre una injusticia creada y amplificada por la hipercomunicación tecnológica del presente. En "Las hijas de Abril" se confrontan el individualismo con el sentimiento de pertenencia a un esquema tradicional y conjunto.

Aquí el vértice vuelve a cambiar y nos plantea un microcosmos de viviendas unifamiliares, de urbanizaciones en las cuales los hijos tienen otras prioridades que el cuidado de sus enfermos y mayores y por ello recurren al servicio ofrecido por otras personas, que acceden al círculo de mayor intimidad de los convalecientes y les proveen en sus necesidades más básicas, algo que debería estar reservado a quienes tienen una relación más estrecha. Un mundo de vínculos aparentes y fantasmales, dónde lo material prevalece sobre lo afectivo. Pero no creo que ése sea el centro de la reflexión planteada por Franco. También dibuja la paradoja que se puede dar cuando esta gente son cuidados por gente que también necesita algún tipo de asistencia. ¿Quién cuida del cuidador?

Franco es un director que cree en la necesidad de dotar de robustez la parte dramática de sus historias. En este caso hallamos un hombre que parece obstinado en disfrazarse tras la historia de sus enfermos. Cuando los conoce se esfuerza en entablar puentes con ellos, se inventa vínculos, intenta camuflarse en su entorno hasta el punto que echa raíces excesivamente profundas, rayando la obsesión patológica. De forma bastante acertada, más adelante, descubrimos que se debe a una herida muy profunda que arrastra desde años atrás. Franco hace surgir esta información de forma natural, como consecuencia de la acción de la narración, sin forzar ni impostar.

No sería capaz de señalar ningún gran defecto en una película tan honda y honestamente humana y que sabe combinar la distancia respetuosa con lo explícito. Si a caso debería admitir que semejante tema, si no se incurre en giros argumentales más efectistas y en situaciones más extremadas, en verdad ofrece pocas alegrías. Por otra parte también es verdad que la película está filmada en menos de 100 planos, el ritmo se adecua al tema y la atmósfera propuesta, pero en ciertos instantes puede provocar cierta sensación de pesadez.

Y es que no se trata de una obra complaciente. El esquema hollywoodiense al que estamos acostumbrados nos marca la necesidad de presenciar grandes emociones, personajes que incurran en grandes palabras y aspavientos, en cambio, en manos de un autor que respete el tema y a sus espectadores plantea otras cuestiones de mayor enjundia. Por ejemplo, ¿hasta qué punto se puede empatizar con personas necesitadas y frágiles y a la vez hurañas o que demuestren actitudes y hábitos desagradables? Por el simple hecho de haberse adentrado en semejantes interrogantes y situaciones creo que merece la pena hipotecarle algo de paciencia a este "Chronic", porque puede ayudar a mirar con detalle algo que fácilmente puede surgir en la vida y gracias a la ficción se puede abordar de forma contrastada y presenciar situaciones en verdad extremas, como si se tratara del simulacro de un infierno muy temido. No diré que es la obra de Franco que más me ha gustado, pero quizá sí sea la más adulta y humana.
Jean Ra
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