Película familiar, rodeada de artes marciales y humor, eso sí, sin recurrir a la escatología ni al sexo como recurso burdo para sacar una sonrisa, sino a la amistad, compañerismo y honor, como aquellas cintas de hace años que algunos retenemos en la memoria como "malas", pero aún así, con cariño.

Tengo que decir que me reí bastante, sobre todo por verme representado, pensando que si mis amiguetes y servidor quedáramos para un partido de rugby, o fútbol, como antaño, pues a los pocos minutos, sino ha hecho falta recurrir a un desfibrilador, estaríamos con una cerveza y un cigarrito en una esquina resollando como marsopas moribundas, y de eso es lo que trata, de amistad renovada.
Desechable para mí, el personaje repelente de "Carter", no sé si por guión, por actor, o a saber, pero estorba, revienta, molesta, no hay manera de arreglarlo, lo siento, ni con lejía.

Entretenida, divertida, merece la pena, y por muchas pegas que se le pongan, debería verse en familia,y si al abuelo le salta una carcajada, y al niño se le escapa una risita tontorrona, es que ha cumplido su propósito, que es divertir y hacerte pasar un buen rato.

Eso sí, geniales primeros minutos (vaaaale, ochenteros, ya se dirá), ya enganchan.

Wolf.