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Voto de Chris Jiménez:
7
Intriga. Thriller. Cine negro Tras dos años de reclusión, Stephen Neale abandona el sanatorio mental de Lembridge. Se encuentra entonces con un mundo distinto que nada tiene que ver con lo que él conocía. A su alrededor todo resulta inexplicable, sobre todo, el ser víctima de una persecución por parte de agentes del nazismo. Pero, cuando Stephen decide contarle a otras personas lo que le sucede, lo único que consigue es que piensen que está loco. (FILMAFFINITY)
9 de marzo de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué grandes misterios pueden ocultarse en la simple caja de una tarta para llevar a un hombre a huir de la policía, de asesinos encubiertos y de espías nazis?
Es desde luego una intrigante aventura a la que sumarse en calidad de fugitivo, y más aún si nos la brinda Fritz Lang.

Situación homóloga a la sufrida por Hitchcock, aquél hubo de enfrentarse también a las tiranías del Hollywood de la época, en concreto cuando el prestigioso guionista y luego productor Seton Miller, ganador del Oscar por su trabajo en "El Difunto Protesta" y en pleno contrato con la Paramount, decidió fusilar el tan magnífico libro del genio Graham Greene "The Ministry of Fear", lanzado en 1.943. Sólo un año después tardó en llegar esa adaptación, pero el guión no estaría confeccionado por él, por desgracia (como sí pudo hacer en "El Tercer Hombre"); se le encargaría la dirección a un Lang que se vio acorralado como los protagonistas de sus películas y como los anti-héroes de la literatura de Greene, al no poder modificar nada de lo escrito en el guión, con el consiguiente desprecio al resultado.
Por culpa de estos desequilibrios provocados por el sr. Miller con sus desvíos argumentales, "El Ministerio del Miedo" se divide de forma bien diferenciada en dos partes, dos realidades, cada una con sus resortes, claves e incentivos, cada una con su propia atmósfera: la primera corresponde a la sospecha, el misterio, el agobio, casi al terror; la segunda a la huida, la intriga, la investigación, el entretenimiento. Ciertamente ese inicio, entre las cuatro paredes de la habitación oscura de un manicomio, cuyo silencio sepulcrar se halla interrumpido por el tic-tac de un reloj, abre un resquicio hacia una etapa anterior del cineasta: la del expresionismo, claro, donde las formas de la oscuridad absorben la lógica de la realidad.

Stephen (Arthur en la novela), finaliza por fin su estancia tras haber estado encerrado, acusado en falso del asesinato de su esposa; más tarde el protagonista entra en una feria benéfica y por mediación de una adivina, gana un pastel en un concurso de la misma. Qué grandes secretos ocultan estas acciones; y es que esta primera media hora desfilará como lo que parece ser la estela espectral de un sueño, modelada por los claroscuros del operador Henry Sharp y la gran dirección artística de Hans Dreier y Hal Pereira.
El pastel se convierte entonces casi en "macguffin" y a su alrededor se alza la sospecha. Pese a que la acción se desata en forma de trágico bombardeo, continúan las pistas y la intervención de interesantes personajes (un viejo detective alcohólico, un estirado secretario de una organización caritativa, una preciosa médium) hasta llegar a no sólo una de las escenas más memorables del film, sino de todo el cine de Lang...

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

El ganador de un Oscar por su papel de Birnam en "Días sin Huella", ese tremendo Ray Milland, se mete sin problemas en la piel del pobre inocente perseguido como una versión algo más oscura y amarga del Barry de "Sabotaje"; no obstante, nadie se cree a la insípida Marjorie Reynolds, totalmente del lado del protagonista desde el primer momento. Percy Waram, Dan Duryea (otra vez de villano), Erskine Sanford, Carl Esmond y la bellísima Hillary Brooke interpretan a una serie de pintorescos personajes de lejos mucho más interesantes que la pareja protagonista.
Es una deleznable crueldad que Miller no repare en ellos, porque se podrían crear unas historias tan maravillosas a su alrededor que la película seguramente alcanzaría las dos horas y media...pero no es así, por desgracia; de todas formas no hay que aceptar el rechazo a ojos cerrados. "El Ministerio del Miedo", con su metraje veloz y distintivos códigos "noir", asegura un entretenimiento de primera clase...eso sí, mejor en su primera parte que en la segunda. A Lang no le convencería ni la una ni la otra y repudió el film siempre que pudo, incluso disculpándose después ante el propio Greene.

Pero lo verdaderamente imperdonable es que contenga una resolución como la que nos estampan en la cara.
Los segundos finales (12 en concreto) más avergonzantes e innecesarios de toda la Historia del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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