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Voto de Chris Jiménez:
8
6,3
50.490
Fantástico. Aventuras. Infantil
Peter Pan (Robin Williams) es un prestigioso abogado que vive absorto en su trabajo. Tiene una encantadora familia a la que apenas dedica tiempo, porque se ha olvidado de lo que significa la infancia. Sin embargo, cuando sus hijos son secuestrados por su antiguo enemigo, el Capitán Garfio (Dustin Hoffman), y llevados al País de Nunca Jamás, se verá obligado a viajar a ese reino encantado, donde, con la ayuda de Campanilla (Julia ... [+]
20 de junio de 2020
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¿Por qué tendemos a crecer y olvidarnos de nuestro propio pasado, dejando los recuerdos de la infancia enterrados para siempre en el olvido?
El cínico y frío presente no debe corromper nunca nuestro espíritu infantil, cuyo brillo imperecedero en algún lugar se halla, ese lugar que permanece entre el sueño y la vigilia, donde la fantasía se vuelve real...
Todos albergamos un lugar como ese en nuestro pensamiento y nuestro corazón, y viajamos a él cuando decidimos escaparnos de los demonios del presente, y para algunos ese lugar tiene por nombre Neverland. Para Steven Spielberg desde luego era ese, quien desde su más tierna infancia se había sentido muy apegado a la legendaria obra de James M. Barrie, que su madre le leía antes de acostarse (como a muchos de nosotros) y que de seguro él también leyó a sus hijos (de hecho el propio director llegó a desarrollar el síndrome de Peter Pan). Sería a principios de los '80 cuando inició su proyecto personal sobre el cuento, que barajó entre un musical o una obra de Disney.
Así, el cineasta se vería inmerso en una de esas complicadas producciones que se quedan en "stand-by" durante años y cuyos guiones no dejan de cambiar de manos y modificarse; se decidió que el de ésta llevase por título "Hook", centrando la importancia en la figura de la eterna némesis del héroe de Neverland, un guión confeccionado por James Hart y que tendría a Nick Castle en la dirección, pues Spielberg tuvo su primer hijo y abandonó el barco. El tiempo pasó y éste siguió realizando películas, algunas exitosas, otras irregulares, hasta que, tras saborear el fracaso con "Always", retornó al proyecto interrumpido años atrás al ser despedido Castle, en el cual había germinado y por cuenta de Hart una interesante idea...
Dicha idea consistía en dar forma a un enigma que a muchos asustaba: ¿qué sucedería si el eterno niño que juró no crecer jamás creciera? De este modo lo que podría haber sido una adaptación más de "Peter Pan" se transformó en una reinterpretación de la misma, observada desde una realidad alternativa; las intenciones de Hart y Spielberg son claras nada más arrancar "Hook", haciéndolo en pleno escenario con la obra de teatro original de Barrie, a quien se rinde tributo literal y cariñosamente, para luego presentarnos a un tal Peter Banning, que desata la duda y el temor de todos aquellos amantes del cuento.
En efecto éste hombre es Peter Pan, un Peter que por razones aún desconocidas se quedó en La Tierra, creció, se casó, tuvo hijos y se convertió en un prestigioso abogado, descendiendo con ello al reverso de su propia naturaleza ("ahora eres un pirata", le dirá Wendy). Spielberg nos mantiene largo tiempo en un prólogo donde este Peter gordo, envejecido y cobarde es el típico padre demasiado ocupado con los negocios como para prestar atención a sus hijos, Jack y Maggie; incluso se permite licencias para trastocar el pasado del propio Peter, en realidad un huérfano que acabó criado en los brazos de Wendy, a la que él considera su abuela...pero esto sólo resulta ser una realidad disfrazada que oculta un secreto de lo más asombroso.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Y todo pese a que su rendimiento en taquilla se saldó con 300 millones recaudados en el Mundo; no obstante significó una espina clavada para todos aquellos que tuvieron que soportar la presencia de un Peter Pan viejo y con el rostro de Robin Williams, a veces irritante, a veces genial, como tampoco nadie aceptó a una repulsiva Julia Roberts en la piel de Tinker Bell, a quien dan ganas de agarrar del pescuezo y echar a la chimenea, y quien además tuvo peleas con Spielberg durante el rodaje (Madeleine Stowe habría sido mejor opción), o a unos niños perdidos con pinta de "punkies", "grungies" y gamberros skaters, provocando la antipatía en el espectador en lugar de hacerlo los piratas.
Por su parte resultaba impagable ver a un caricaturesco Dustin Hoffman dando vida al patético capitán, llevándose todos los elogios y de paso una nominación en los Globos de Oro, sin olvidar a Bob Hoskins, una soberbia Maggie Smith que inspira cariño nada más aparecer en pantalla y Caroline Goodall; por si fuera poco varios amigos y familiares de los responsables participaron en el film (entre ellos el hijo de Hart, los hijos de Hoffman, George Lucas, Carrie Fisher y hasta David Crosby). Hoy en día "Hook" se trata de una pieza de culto recordada muy desde la distancia, con amor por unos, con desgrado por otros (como le pasa al propio Spielberg).
La versión de Disney nunca se nos olvidará, pero en lo que a mí respecta esta tergiversadora y lúgubre adaptación ocupa un lugar en mi memoria y mi corazón desde que la descubriera en mi más tierna infancia. Como me sucede con muchas otras obras ("Dragonheart", "Jurassic Park", "Los Cazafantasmas", "Bichos", "Robin Hood" (la de Kevin Reynolds), "Regreso al Futuro"...), cada vez que la revisito con el tiempo vuelven los recuerdos de mi niñez, de tal modo que jamás seré capaz de verla con otros ojos que no sean mis ojos de niño.
Y al hacerlo aún sigo creyendo que, en efecto, hay que dejarse llevar por la imaginación, creer en lo imposible, en que el tiempo se puede detener, en la existencia de las hadas, en que un beso tiene forma de dedal, en que se puede volar, y en que aún hay un paraíso muy lejano donde nunca muere la imaginación, ni la inocencia, ni el amor, ni los pensamientos alegres, situado entre el sueño y la vigilia, y al cual sólo se puede acceder viajando hacia esa segunda estrella a la derecha, directo al amanecer...
El cínico y frío presente no debe corromper nunca nuestro espíritu infantil, cuyo brillo imperecedero en algún lugar se halla, ese lugar que permanece entre el sueño y la vigilia, donde la fantasía se vuelve real...
Todos albergamos un lugar como ese en nuestro pensamiento y nuestro corazón, y viajamos a él cuando decidimos escaparnos de los demonios del presente, y para algunos ese lugar tiene por nombre Neverland. Para Steven Spielberg desde luego era ese, quien desde su más tierna infancia se había sentido muy apegado a la legendaria obra de James M. Barrie, que su madre le leía antes de acostarse (como a muchos de nosotros) y que de seguro él también leyó a sus hijos (de hecho el propio director llegó a desarrollar el síndrome de Peter Pan). Sería a principios de los '80 cuando inició su proyecto personal sobre el cuento, que barajó entre un musical o una obra de Disney.
Así, el cineasta se vería inmerso en una de esas complicadas producciones que se quedan en "stand-by" durante años y cuyos guiones no dejan de cambiar de manos y modificarse; se decidió que el de ésta llevase por título "Hook", centrando la importancia en la figura de la eterna némesis del héroe de Neverland, un guión confeccionado por James Hart y que tendría a Nick Castle en la dirección, pues Spielberg tuvo su primer hijo y abandonó el barco. El tiempo pasó y éste siguió realizando películas, algunas exitosas, otras irregulares, hasta que, tras saborear el fracaso con "Always", retornó al proyecto interrumpido años atrás al ser despedido Castle, en el cual había germinado y por cuenta de Hart una interesante idea...
Dicha idea consistía en dar forma a un enigma que a muchos asustaba: ¿qué sucedería si el eterno niño que juró no crecer jamás creciera? De este modo lo que podría haber sido una adaptación más de "Peter Pan" se transformó en una reinterpretación de la misma, observada desde una realidad alternativa; las intenciones de Hart y Spielberg son claras nada más arrancar "Hook", haciéndolo en pleno escenario con la obra de teatro original de Barrie, a quien se rinde tributo literal y cariñosamente, para luego presentarnos a un tal Peter Banning, que desata la duda y el temor de todos aquellos amantes del cuento.
En efecto éste hombre es Peter Pan, un Peter que por razones aún desconocidas se quedó en La Tierra, creció, se casó, tuvo hijos y se convertió en un prestigioso abogado, descendiendo con ello al reverso de su propia naturaleza ("ahora eres un pirata", le dirá Wendy). Spielberg nos mantiene largo tiempo en un prólogo donde este Peter gordo, envejecido y cobarde es el típico padre demasiado ocupado con los negocios como para prestar atención a sus hijos, Jack y Maggie; incluso se permite licencias para trastocar el pasado del propio Peter, en realidad un huérfano que acabó criado en los brazos de Wendy, a la que él considera su abuela...pero esto sólo resulta ser una realidad disfrazada que oculta un secreto de lo más asombroso.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Y todo pese a que su rendimiento en taquilla se saldó con 300 millones recaudados en el Mundo; no obstante significó una espina clavada para todos aquellos que tuvieron que soportar la presencia de un Peter Pan viejo y con el rostro de Robin Williams, a veces irritante, a veces genial, como tampoco nadie aceptó a una repulsiva Julia Roberts en la piel de Tinker Bell, a quien dan ganas de agarrar del pescuezo y echar a la chimenea, y quien además tuvo peleas con Spielberg durante el rodaje (Madeleine Stowe habría sido mejor opción), o a unos niños perdidos con pinta de "punkies", "grungies" y gamberros skaters, provocando la antipatía en el espectador en lugar de hacerlo los piratas.
Por su parte resultaba impagable ver a un caricaturesco Dustin Hoffman dando vida al patético capitán, llevándose todos los elogios y de paso una nominación en los Globos de Oro, sin olvidar a Bob Hoskins, una soberbia Maggie Smith que inspira cariño nada más aparecer en pantalla y Caroline Goodall; por si fuera poco varios amigos y familiares de los responsables participaron en el film (entre ellos el hijo de Hart, los hijos de Hoffman, George Lucas, Carrie Fisher y hasta David Crosby). Hoy en día "Hook" se trata de una pieza de culto recordada muy desde la distancia, con amor por unos, con desgrado por otros (como le pasa al propio Spielberg).
La versión de Disney nunca se nos olvidará, pero en lo que a mí respecta esta tergiversadora y lúgubre adaptación ocupa un lugar en mi memoria y mi corazón desde que la descubriera en mi más tierna infancia. Como me sucede con muchas otras obras ("Dragonheart", "Jurassic Park", "Los Cazafantasmas", "Bichos", "Robin Hood" (la de Kevin Reynolds), "Regreso al Futuro"...), cada vez que la revisito con el tiempo vuelven los recuerdos de mi niñez, de tal modo que jamás seré capaz de verla con otros ojos que no sean mis ojos de niño.
Y al hacerlo aún sigo creyendo que, en efecto, hay que dejarse llevar por la imaginación, creer en lo imposible, en que el tiempo se puede detener, en la existencia de las hadas, en que un beso tiene forma de dedal, en que se puede volar, y en que aún hay un paraíso muy lejano donde nunca muere la imaginación, ni la inocencia, ni el amor, ni los pensamientos alegres, situado entre el sueño y la vigilia, y al cual sólo se puede acceder viajando hacia esa segunda estrella a la derecha, directo al amanecer...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Esta falsa realidad se viene abajo cuando nada menos que el capitán Hook cruza la barrera que separa el mundo de Neverland para secuestrar a los hijos de Peter; oscuro momento que supone el pretexto perfecto para que aquél regrese al lugar de donde nunca debió salir, el cual le resulta imposible de recordar pues la negación de sus recuerdos y la sustitución de la imaginación por la cruda realidad es aún muy fuerte, uno de los temas que tratará Spielberg con especial ahínco y dureza. Con la aparición del hada Tinker Bell, cuando menos irritante en esta ocasión, el viejo abogado vuela de repente, y nosotros con él, a la "segunda estrella a la derecha hacia la mañana".
La película cambia de aires y tonalidades de forma radical y la magia empieza a fluir entre los pliegues de un mundo de ensueño donde Spielberg no duda en recordar las películas de fantasías y aventuras con las que tanto disfrutó (lo cual hace adolecer a esta "Hook" de poseer una carga excesiva de sentimentalismo y melancolía), respirándose la esencia clásica del cine de Fleming, McLeod, Curtiz o Ford y de la misma adaptación que Disney estrenó en 1.953, aunque todo esto estará supeditado a la visión torcida imaginada por él y Hart, con Pan aterrizando en un lugar que desconoce y hacia el que muestra temor.
Ahora el niño que no quería crecer es un adulto, y a ojos de los niños perdidos es un enemigo, pues todos los adultos en Neverland son piratas, ni tan siquiera el capitán Hook es capaz de reconocer en ese gordo, balbuceante y patético individuo al gran adversario que un día le cortó una mano; el papel de Tinker Bell gana en importancia al desafiar al malvado capitán y prometerse devolver la fuerza, la fe y la imaginación a Peter. Mientras se lleva a cabo su entrenamiento mental y físico, donde éste debe por su parte acabar con el liderazgo de Rufio (desquiciante personaje que no forma parte del mito de Barrie y que sobra por todas partes), Hook manipulará a Jack y Maggie.
De la ira del propio Spielberg nace esta manipulación, donde se alega la pérdida de la libertad con la asunción de la responsabilidad y la madurez (encarnada en los hijos y el matrimonio), lo que puede propiciar a que nuestros recuerdos y la infancia perdida (encarnada en Hook y Neverland) regresen para atormentarnos y abrirnos los ojos con respecto a que no sólo hemos de abandonarnos a lo tangible, a la dolorosa y cínica realidad, pues si a nuestro presente (los hijos) lo abandonamos en ella negando lo que una vez fuimos y en lo que creíamos, éste crecerá del mismo modo. Pero aquí se propone una doble intención al mostrarse igual de peligroso el quedarse anclado en el pasado y no ser consciente del presente.
La clave está en no negar ni una cosa ni otra, y dejar que ambas se nutran y confluyan; el director es, a todos los efectos, el reflejo perfecto del Peter adulto, y la relación con su padre y sus hijos fue para él la prueba absoluta de ello. Lo consiguiente será observar la transformación del protagonista, quien comenzará a conectar con el niño perdido interior y asumirá su auténtica identidad (lo que significa para Spielberg seguir jugando con el pasado de Peter y Wendy), para librar la esperada batalla contra Hook, Smee y sus secuaces, dejando de lado los tonos más oscuros de la historia para sumergirnos en la emocionante aventura.
La diversión, el absurdo y el espíritu de las películas de Errol Flynn llena la pantalla de colorido y acción preparando poco después la inevitable vuelta a casa, ya con el antes rechazado rastro de la infancia aceptado; coronada con la maravillosa partitura de John Williams y un gran trabajo de dirección artística y efectos especiales, "Hook" rebosa magia y pura fantasía a la manera del Hollywood clásico sin olvidar que es el sentimiento de melancólica nostalgia el que guía los actos del cineasta. Esto hizo que el film no fuese muy apreciado entre muchos críticos de la época y parte del público.
La película cambia de aires y tonalidades de forma radical y la magia empieza a fluir entre los pliegues de un mundo de ensueño donde Spielberg no duda en recordar las películas de fantasías y aventuras con las que tanto disfrutó (lo cual hace adolecer a esta "Hook" de poseer una carga excesiva de sentimentalismo y melancolía), respirándose la esencia clásica del cine de Fleming, McLeod, Curtiz o Ford y de la misma adaptación que Disney estrenó en 1.953, aunque todo esto estará supeditado a la visión torcida imaginada por él y Hart, con Pan aterrizando en un lugar que desconoce y hacia el que muestra temor.
Ahora el niño que no quería crecer es un adulto, y a ojos de los niños perdidos es un enemigo, pues todos los adultos en Neverland son piratas, ni tan siquiera el capitán Hook es capaz de reconocer en ese gordo, balbuceante y patético individuo al gran adversario que un día le cortó una mano; el papel de Tinker Bell gana en importancia al desafiar al malvado capitán y prometerse devolver la fuerza, la fe y la imaginación a Peter. Mientras se lleva a cabo su entrenamiento mental y físico, donde éste debe por su parte acabar con el liderazgo de Rufio (desquiciante personaje que no forma parte del mito de Barrie y que sobra por todas partes), Hook manipulará a Jack y Maggie.
De la ira del propio Spielberg nace esta manipulación, donde se alega la pérdida de la libertad con la asunción de la responsabilidad y la madurez (encarnada en los hijos y el matrimonio), lo que puede propiciar a que nuestros recuerdos y la infancia perdida (encarnada en Hook y Neverland) regresen para atormentarnos y abrirnos los ojos con respecto a que no sólo hemos de abandonarnos a lo tangible, a la dolorosa y cínica realidad, pues si a nuestro presente (los hijos) lo abandonamos en ella negando lo que una vez fuimos y en lo que creíamos, éste crecerá del mismo modo. Pero aquí se propone una doble intención al mostrarse igual de peligroso el quedarse anclado en el pasado y no ser consciente del presente.
La clave está en no negar ni una cosa ni otra, y dejar que ambas se nutran y confluyan; el director es, a todos los efectos, el reflejo perfecto del Peter adulto, y la relación con su padre y sus hijos fue para él la prueba absoluta de ello. Lo consiguiente será observar la transformación del protagonista, quien comenzará a conectar con el niño perdido interior y asumirá su auténtica identidad (lo que significa para Spielberg seguir jugando con el pasado de Peter y Wendy), para librar la esperada batalla contra Hook, Smee y sus secuaces, dejando de lado los tonos más oscuros de la historia para sumergirnos en la emocionante aventura.
La diversión, el absurdo y el espíritu de las películas de Errol Flynn llena la pantalla de colorido y acción preparando poco después la inevitable vuelta a casa, ya con el antes rechazado rastro de la infancia aceptado; coronada con la maravillosa partitura de John Williams y un gran trabajo de dirección artística y efectos especiales, "Hook" rebosa magia y pura fantasía a la manera del Hollywood clásico sin olvidar que es el sentimiento de melancólica nostalgia el que guía los actos del cineasta. Esto hizo que el film no fuese muy apreciado entre muchos críticos de la época y parte del público.