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Voto de Chris Jiménez:
6
Drama Basada en las propias experiencias personales de Kaneto Shindo, en esta historia un escritor recuerda, desde su humilde residencia en Tateshina, los años de su infancia, cómo la paz de su hogar y su privilegiada familia acabaron destrozadas por las deudas de su padre. Pero sobre todo recuerda la estrecha relación con su madre, y que no pocas veces cruzaba los límites de lo habitual... relación que ha terminado convirtiéndose para él en ... [+]
13 de mayo de 2024
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Para Kaneto Shindo su madre era su mundo, el pilar de una vida construida en base al privilegio, a pesar de que su familia provenía de tradición de agricultores, pero así se habían labrado un patrimonio y un nombre entre los habitantes de Ishiuchi, una pequeña aldea al Suroeste de Hiroshima.
Los caminos que el destino pudieron tomar son imprevisibles.

Porque si la hacienda no hubiese quebrado por culpa del cúmulo de deudas de su padre nunca se habría ido a vivir con su hermano a Onomichi, ni habría visto a los 21 años en el cine de la ciudad "Bangaku no Issho", del maestro Sadao Yamanaka, y si estas cosas no hubieran sucedido no se le recordaría hoy como un gran guionista y director de cine, ya que de haber permanecido los terrenos intactos se habría dedicado a la tierra hasta convertirse en un rico industrial. Todo ocurrió por una razón. Esta cuidadosa introspección familiar y de la época de la infancia han ocupado de alguna manera u otra gran parte de su carrera, pero nunca profundizó en ella como en "Rakuyoju".
Se trataba de un guión escrito desde hacía tiempo que no se había atrevido a producir aún, en parte por la falta de presupuesto. Keiju Kobayashi, que admitió enfrentar un díficil papel pues la persona a la que daba vida estaba detrás de la cámara, emerge de entre la niebla en el helado paraje de Tateshina, que no es sino la figuración de su propio interior, la de un "árbol sin hojas", un "árbol mustio" (no se podría haber escogido un título mejor para el film). Por medio de él Shindo se disfraza y se atribuye el nombre de Haru, por lo que sabemos un guionista en proceso de escribir su primera novela, inspirada en su madre.

La historia se construye con sus recuerdos, que abarcan sólo los últimos años que duró en pie la hacienda familiar. Haru también es el pequeño de cinco hermanos, y ha desarrollado una relación especialmente cercana con su madre para compensar el carácter estoico y seco del padre, que casi como una estatua samurái o una representación del emperador se mantiene silencioso en el centro de las habitaciones de la casa. Nobuko Otowa, de similar aspecto a la madre de Shindo, vuelve a interpretar para él a este personaje tan peculiar; unos años antes también fue una madre extremadamente apegada a su hijo en "The Strangling", aunque aquí la violencia no se produce por culpa de esta relación.
Y él no tiene reparos para mostrarla como es en pantalla, sin tapujos, lo que impacta bastante (el choque cultural influye bastante...): a poco de empezar la película vemos al pequeño (encarnado por Kazuki Yamanaka) chupando los pechos de su progenitora, quien aún finge amamantarle (pero uno se pregunta si este y otros instantes más explícitos y controvertidos son realmente necesarios). Observamos así una relación madre-hijo que, aun desprovista de intención sexual, oculta un deseo latente; ya de adulto, en boca del mismo protagonista, sabremos (por desgracia muy pronto) que su madre falleció siendo él todavía un niño (igual que le sucedió a Shindo).

De no haber ocurrido lo más seguro es que se hubiera llegado al acto del incesto (como en "The Strangling"), pero gracias a la dulzura con que Otowa se vuelca en su papel podemos dejar descansar esta idea e intentar prestar atención a otras cosas; lograrlo es difícil, ya que es el centro de la historia, aunque aquí también se analiza la rutina de una vida unida a la tierra y el respeto a las tradiciones, y no mucho se separa la familia de Haru de los campesinos de "The Naked Island", aun estando en un estrato social más alto. Shindo da a sus imágenes, realistas y directas, unos olores, unos sonidos y unos movimientos que las elevan a la abstracción casi onírica, desde esa secuencia en el tiovivo durante los créditos.
Los festivales a los que acude la familia, las representaciones kabuki en los escenarios callejeros, el contraste entre las tierras y playas de Hiroshima del pasado y las montañas nevadas de Tateshina del presente, las manos de Otowa cortando los cereales, los niños cazando murciélagos imaginarios. La poética de los sueños se impregna en cada secuencia y plano, gracias también a la preciosa fotografía en blanco y negro de Yoshiyuki Miyake, mientras el Haru adulto recuerda aquellos días como un sueño, incluso (en un homenaje nada disimulado a "Fresas Salvajes") se introduce en su pasado y lo contempla en silencio.

Esto provoca, por desgracia, una desconexión total con el presente. Haru se mueve en su mundo, todo está cubierto de una sobria, a veces insoportable gelidez, y se puede ver el efecto que aquella relación materna ha dejado en su espíritu. El guión no se preocupa del presente, sólo de la memoria; el protagonista adulto es casi un espectro y, en una decisión decepcionante, la gran Meiko Kaji aparece en un papel incomprensible que nunca se desentraña. Por otro lado la trama no se enmarca en ningún contexto social o histórico, sólo observa la ruina de la familia debido a las deudas del desagradable patriarca.
Hubiera valido la Hiroshima de los '20 o cualquier otro lugar, no importaría nada, y al sólo centrarse en la madre y el niño la película se olvida de otros personajes tan interesantes como esa hermana mayor que para ayudar en las deudas decide casarse con un extranjero y marchar a EE.UU. (situación de la que Shindo habló en "The Horizon") o ese hermano que primero se une al ejército pero se rebela contra el padre y más tarde trabaja de policía; todos ellos no tienen la profundidad que merecen y pasan cuales secundarios sin mucha importancia mientras el hogar se hace literalmente añicos en pantalla.

Este cuadro familiar que contempla su lento y doloroso desastre, en manos de Ozu o Gosho, por ejemplo, se hubiera observado desde todos los puntos de vista...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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