Una de esas cintas que parece a primera visata que no van a mostrar nada, pero ya al terminar de verla, uno se pregunta el porqué no la vio antes. Sin darme tantas vueltas lo esencial de esta simpática película es hacer pasar un (muy) buen rato al espectador, mirando las peripecias de los "Super Brothers", tres pequeños amigos de la escuela que trataran de recuperar el preciado "dron" que pertenece al papá de uno de ellos. Todos ellos con personalidades muy distintas y con objetivos distintos y que en su travesía se pondrá a prueba su amistad y en el que descubrirán su verdadero significado.

Claro así leyendo de corrido, hasta parece que trata un tema muy profundo, y dato curioso si lo hace, pero explica con bastante "tino" las respectivas personalidades de los niños, como su "curiosidad" por el sexo opuesto y la forma de pensar que tienen su generación en la actualidad. Sin embargo no por eso, se renuncia a que el conjunto esté "aderezado" con las dosis justas de diversión, buen humor y una que otra gota de acidez (o vulgaridad, esto va de gustos) que no le hacen daño tampoco, viniendo de sus productores ejecutivos, que son unos auténticos expertos en ese estilo de la comedia contemporánea norteamericana como Seth Rogen y Evan Goldberg.

Ya hablando del reparto hay que darle "su punto" al excelente casting, ya que posiblemente estamos ante el nacimiento de futuras promesas de la interpretación, empezando con Jacob Tremblay, poseedor de algunos "hits" de taquilla a su corta edad. Le acompañan unos formidables Keith L. Williams y Brady Noon. También se dejan ver por ahí Will Forte, Midori Francis, Molly Gordon, Lil Rel Howery y Sam Richardson, entre los mas destacados, pero los tres protagonistas se llevan las palmas.

Excelente recomendación para olvidarnos "un ratito" de la tremenda crisis mundial por la pandemia de COVID-19.