He de reconocer que me encanta esta película, pero no por su exceso de sangre, vísceras y demás (cosas en los que algunos, que yo recomendaría ir al psiquiatra, parecen ver a Dios, o la belleza y la vida personificada) sino por su originalidad: el psicópata no es un malo con una máscara diciendo uuhhh, los acosados no son adolescentes con las hormonas locas, sino una familia y por primera vez en el género de terror, existe un fuerte mensaje anti-américa.
Los actores no son de Óscar, pero defienden sus personajes y las situaciones son tensas y brutales. Ahora eso sí el final es pésimo (el protagonista, el perro...).