Laurel y Hardy, la pareja de clowns más encantadora que hayamos podido conocer, nos llega esta vez con una comedia de enredos refrescante, grata y deliciosamente colmada del más puro divertimento.

En esta ocasión, son miembros tardíos de una agrupación conocida como “Los Hijos del Desierto” que planea una convención en Chicago… cuya misión no es precisamente de esas que luego se cuentan a las queridas esposas. Alardeando del control que tienen en sus hogares, ambos dan por hecho que irán sin percance alguno a la dichosa convención… pero pronto sabremos del par de LEONAS con que, los dos buenazos, han conseguido casarse.

El director, William A. Seiter, se muestra bastante recursivo y su primer momento de pleno acierto, va a tenerlo cuando, el gordo Oliver, “impresiona” a su amigo de que es él quien manda en la casa. Empero, el par de “oprimidos maridos”, no tardará mucho en comenzar a mostrar que, lo de pendejos, no es tanto como suponemos… y quizás sea pronto que los veamos ingeniárselas para salirse con la suya.

Las anécdotas se mantienen muy bien cimentadas, con poco slapstick y contados gags, pero a cambio, una buena dosis de situaciones enrevesadas y diálogos muy bien condimentados con graciosas mentirillas, apariencias y confusiones, harán que pasemos un rato muy agradable con una que otra inesperada sorpresa.

“La verdad es la mejor aliada” –dice Lotte a su fraternal Stanley-, pero ésta sólo saldrá a flote bien adelante, porque el resto de la historia se parece mucho a la realidad: Las mentirillas de cada día son las que hacen sostenibles las relaciones. Si la Verdad plena y exacta fuera una bandera entre las parejas de nuestro siglo, las filas para separarse serían tan largas como la gran muralla China…

P.D. Sea la ocasión para decir que, casarse con una leona (mujer del signo Leo), no es tan catastrófico como a veces se pregona. Porque he conocido a muchas entre ellas, ¡y además vivo con una!, puedo decir que no conozco a mujeres más emprendedoras, aguerridas y comprometidas que las lindas leonas cuando están enamoradas. Defienden a los suyos contra viento… y tifones, y se sacrifican dándolo todo para mantenerlos a salvo y para que puedan alcanzar lo que anhelan en la vida. Sólo necesitan a su lado a un hombre con carácter y aspiraciones, porque, si carece de esto… le puede ir como al gordo cuando Mae lo tiene a pulso.

¡Ah! Y cuando a una leona se le calienta la carne, nada es equiparable a una noche entre sus brazos.

Título para Latinoamérica: "LOS HIJOS DEL DESIERTO"