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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Aventuras Danny Dravot y Peachy Carnehan, dos aventureros que viajan a la India en 1880, sobreviven gracias al contrabando de armas y otras mercancías. Un día, deciden hacer fortuna en el legendario reino de Kafiristán. Después de un durísimo viaje a través del Himalaya, alcanzan su meta justo a tiempo para hacer uso de su experiencia en el combate y salvar a un pueblo de sus asaltantes. Está inspirada en un relato de Kipling. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Josiah Harlan (1799-1871), fue un ambicioso aventurero estadounidense que, a mediados del siglo XIX, hizo el larguísimo viaje hasta Afganistán, confiando en poder hacerse a su propio imperio. Así llegó hasta Ghor, un inhóspito territorio situado en las montañas del Hindú Kush, donde participó en política e hizo de militar luchando contra los rivales de siempre. De esta manera, alcanzó el título de Príncipe de Ghor.

Fue esta la fuente de inspiración para el cuento, “El hombre que pudo ser rey”, que, el escritor inglés, Rudyard Kipling, publicara en 1888 y que, John Huston, ansiaba llevar al cine desde mediados del siglo pasado cuando escribió un primer guion. Tras dos fallidos intentos en los que, Bogart-Tracy, y luego, Bogart-Gable, fueron los elegidos para protagonizar la película, en 1974, se llegó por fin a un acuerdo con Allied Artist y la filmación se inició enseguida con un nuevo guion reescrito por el director y con la colaboración de su amiga, Gladys Hill. La fuente es Kipling, pero, el resultado final es puro, Huston, ni más ni menos.

Daniel Dravot y Pecky Carnahan (excelentes, Sean Connery y Michael Caine), son dos sargentos del invasor ejército británico (en la India) en época de retiro, quienes no ansían para nada una vida de jubilados y siguen soñando con la riqueza y el poder, sobre todo cuando se enteran de que, en una lejana ciudad llamada Kafiristan (<Tierra de infieles), hay un gran tesoro que perteneció a Alejandro el Grande y donde, además, podrían convertirse en reyes. Con el mismo escritor Kipling (Christopher Plummer), por entonces reportero del Northern Star, firman el compromiso de lograr este cometido y, el escritor, regala a Dravot un medallón con el símbolo de la logia masónica a la cual él pertenece y de la cual se harán pasar como miembros la pareja de taimados.

Lo que sigue, revelará el papel del universo en los planes de los hombres; mostrará que, cuando hay ímpetu y perseverancia, se puede lograr lo que parece imposible; nos dejará ver que donde está ausente la espiritualidad, se cae fácilmente en la barbarie y la degradación; nos dará ejemplo de que no es bueno retar a los dioses… y muy especialmente, nos mostrará con la más clara experiencia, que cuando el poder se obtiene por medios ilícitos y cuando se abusa de él, muy pronto o más tarde, se abrirá el camino para la vergüenza y la irremediable caída.

Majestuosos escenarios naturales exaltan la grandeza de aquella nación por tanto tiempo ultrajada y, Huston, consigue una narración de admirable fluidez, con estupendas anécdotas y con elementos precisos que dan relieve a todo lo que se cuenta. Así, aquel juego de polo con las cabezas de los condenados a muerte y las ofertas que hace el líder a Dravot, dan referencia del atraso por el que pasa aquella comunidad afgana. La particular manera como detienen sus enfrentamientos con pueblos rivales para dar paso a los monjes del lugar, indica su latente potencial de respeto. Aquel puente cortado, quizás dé señales de un camino que nunca debió ser cruzado con egoístas propósitos… y aquella calavera con la corona de oro, es segura prueba de la manera como, el Fatum implacable acostumbra bajar el telón a toda manía de poder.

John Huston, nos ha dado otra obra maestra.

Título para Latinoamérica: EL HOMBRE QUE SERÍA REY
Luis Guillermo Cardona
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