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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama En un pueblo de la costa italiana, Giovanni Basso, mejor conocido como Squarcio' (Ives Montand), es un pescador que, en el afán de ofrecer a su familia los recursos necesarios, se ha dedicado a romper las normas pescando con pequeñas bombas que él mismo arma. Pero, un accidente, generará un cambio en los agentes de aduana... y el nuevo brigada estará dispuesto a atraparlo cueste lo que le cueste. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las islas de la Maddalena, costa noreste de Sardinia, vive un pescador muy respetado… pero, no tan respetable, pues, se ha dedicado a obtener los peces con pequeñas bombas de pólvora, a sabiendas de su prohibición y de los consecuentes daños que esto causa al ecosistema marino y los peligros que subyacen para el hombre. Pero, las razones de su comportamiento, quizás puedan comprenderse -no aceptarse- cuando le conozcamos mejor y sepamos la clase de vida que lleva. Squarcio’ (pronunciase: Escuarchó. Palabra derivada de squalo: tiburón), tiene tres hijos y una esposa que le ama profundamente. Diana, es la guapa hija mayor y, a los 16 años, ya se le considera casadera. Los más pequeños, son dos hombrecitos de 10 y 6 años aproximadamente, quienes, complacidos, ayudan a su padre en las tareas diarias, pues, ni siquiera asisten a la escuela. La relación del padre con los hijos rompe con ciertos cánones, pero, no está exenta de valores muy respetables que, claramente, preparan para la vida. Esta suerte de contradicciones, son las que nos irán llevando a tener gradualmente una imagen de Squarcio’ que no es fácil juzgar… y más difícil aún poderle condenar.

Esta figura, con algo de autobiográfica, es la que eligió el celebrado guionista italiano, Franco Solinas, para su primera, y única novela, “Squarcio’“ (1956), la cual interesaría enseguida al director Gillo Pontecorvo, con quien ya había iniciado una fructífera sinergia, desde su reciente encuentro con el magnífico segmento “Giovanna”, incluido en la película “Die Windrose”.

En un estilo semi-neorrealista, puesto que sus protagonistas son actores profesionales: Ives Montand. Alida Valli, Francisco Rabal, Mario Girotti… Pontecorvo rememora de manera inevitable, y quizás intencionadamente, la -esa sí neorrealista- película de Luchino Visconti, “La Terra Trema” (1948), pero, no obstante el éxito de ésta (que, personalmente, considero exagerado), quedo muchísimo más satisfecho con lo logrado en “PRISIONERO DEL MAR”, pues, toda su trama define personajes con transparente y fuerte carácter; cuidadosamente contrastados… y la esperanza se sobrepone a cada frustración que se aviene en el camino. Es decir, hay aquí resiliencia a borbotones y pequeñas luces se avisoran toda vez que sale el sol.

El título original, traducible como “El Gran Camino Azul”, resulta muy significativo, pues, el mar se erige, ahora, como debe ser: una fuente inagotable de riquezas que -más a unos que a otros según sus capacidades- a todos brinda alimento con qué sobrevivir. La visión de Solinas, como la de Pontecorvo, es pulcra, refulgente, capaz de ver con clara bondad las improcedencias justificadas en buenos y nobles deseos… y como espectadores de todo lo que ocurre en aquella costa y en aquel mar, uno siente que algo se expande dentro del corazón que espanta cualquier hálito de desprecio.

Ives Montand, luce altamente efectivo caracterizando a Squarcio’, el pescador furtivo, valiente y recursivo que, a su manera no siempre racional, adora a su familia. Alida Valli es Rosetta, la esposa abnegada que, con resignación, acepta las decisiones de su esposo, porque también ha visto las muchas veces que actúa con sabiduría. El guionista Solinas se representa autobiográficamente en el personaje de Tonino (Giancarlo Soblone), el segundo hijo de Squarcio’, pero, mayor representatividad se le concede a su hermano menor, Bore (Ronaldo Bonacchio), el aventajado pequeñuelo de cabellos rubios, presto siempre a aprender… ¡y a sobresalir!

Al final, he quedado plenamente convencido de que, “PRISIONERO DEL MAR”, es una brillante película y me gustó muchísimo verla.

Título para Latinoamérica: EL GRAN CAMINO AZUL
Luis Guillermo Cardona
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