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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Fantástico. Terror Clásico del cine mudo alemán que cuenta la leyenda de una estatua: el Golem. En el siglo XVI, en el gueto de Praga, vivía el Rabino Löw, mago y maestro en el arte de la nigromancia. Para evitar la expulsión de los judíos, ordenada por el emperador Rodolfo II, modeló la figura de arcilla del Golem e invocó al espíritu de Astaharot para que le otorgará la vida. Sin embargo, cuando los judíos consiguen quedarse en la ciudad, y el Golem ... [+]
24 de marzo de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La palabra, Gólem, proviene del hebreo moderno: גלם, gélem = materia, y hace referencia a un ser animado proveniente de materia inanimada (barro, arcilla…), es decir que, en sentido estricto, Adán -según define su nacimiento la Biblia- sería un Gólem… y de paso, todos los seres humanos, algo tenemos de eso (“polvo eres y en polvo te has de convertir”). Pero, cuando se habla de un Gólem, la principal referencia es a un coloso de piedra al que, en la antigüedad, animara un famoso hechicero de Tesalia. Se decía que, si se le colocaba en el recipiente que lleva en el pecho, una pentalfa con ‘la palabra clave que despierta la vida’, el coloso permanecerá vivo durante todo el tiempo que la conserve en su pecho.

Por asociación, el Gólem ha sido asociado a la masa (la plebe), los hombres manipulables e ignorantes que, ciegamente, siguen a un líder o a un tirano… aunque, en ciertas condiciones, son capaces de rebelarse. En tecnología moderna, un gólem sería sinónimo de robot.

En el año 1915, se hizo muy notoria la novela, “Der Golem”, que, Gustav Meyrink, escribiera basándose en las leyendas y relatos del gólem creado por el rabino, Judah Löew ben Bezalel, y fue ésta la fuente de inspiración para la adaptación cinematográfica que, escrita y dirigida por Henrik Galeen, se realizara ese mismo año. Cinco años después, el protagonista de este filme, Paul Wegener, se animaría a hacer su propia versión, y tras reescribir el guion con Galeen, llamaría a Lyda Salmonova (su co-protagonista en “El Estudiante de Praga”), para que asumiera el rol de Mirjam; Albert Steinrück, tomaría el papel del rabino Löew; y el propio, Wegener, retomaría la figura del coloso.

Como ocurriera con casi todos aquellos filmes considerados expresionistas, lo altamente meritorio es la preciosa y significativa iluminación; los magníficos decorados con singulares formas; y la posición de la cámara que se esmera siempre por lograr el mejor ángulo. Lo otro ya es común: Una narrativa con cierto toque gótico; los claroscuros para generar penumbra y ambigüedad; las escaleras con propósitos muy artísticos…

Todo esto, brilla con alta eficacia en, <<EL GÓLEM>>… y sus referencias a Astaroth, el gran duque del infierno; la Nigromancia (o Necromancia) rama de la magia negra relativa a la adivinación e invocación de espíritus, y otros temas, si bien son tratados en forma superficial, logran cierta sugestionabilidad que hacen que el filme resulte toda una novedad… ¡e imagino que, en su momento, debe de haber asustado a más de uno.

¡Ah!, el desenlace no podía ser mejor… ¡¿Qué sería de este mundo sin la sabiduría de los niños?!
Luis Guillermo Cardona
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