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Voto de Natxo Borràs:
6
Romance. Drama Un escultor holandés (Rutger Hauer) mantiene un tormentoso y erótico romance con una hermosa muchacha. En otro tiempo, el artista era un libertino que coleccionaba en un álbum sus conquistas amorosas como si fueran trofeos. (FILMAFFINITY)
21 de junio de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En pleno éxtasis de liberación sexual en muchos países de Europa, principalmente en Francia e Italia, el holandés Verhoeven mostró en toda la visceralidad del género de cine erótico "Delicias Holandesas" y, poco después, "Delicias Turcas" cuyo título original es "Turk Fruit". Autor de las posteriores "Los Señores del Acero", "Robocop", "Desafio Total" y "El Libro Negro", Verhoeven no se movió de las calles de Amsterdam para narrarnos la tormentosa relación de la pareja formada por Eric (Rutger Hauer), un escultor pillín y nulo modales, canalla de tomo y lomo y su reflejo femenino, la frágil e inestable pero fogosa Olga (Monique Van de Ven), una niña bien y que todavía no ha rozado la mayoría de edad cuando conoce a su media naranja (mecánica, por así decirlo).

Eric y Olga pasan por diferentes fases; encuentro con accidente de tráfico incluido, un noviazgo basado en la libertad sexual más absoluta, la posterior separación una vez se han consolidado como marido y mujer y el posterior reencuentro al cabo de pocos años, Paul Verhoeven aprovecha para lanzar una dura crítica contra los estamentos de su país, la adaptación de la sociedad burguesa a los resquicios heredados del fenómeno "provo" (alternativa holandesa al movimiento hippie pero con un fundamento más social y político, de allí a que la prostitución y el consumo de marihuana sean legales), así como la adopción de un lenguaje salvaje, acuñado sobretodo por el influenciado escultor Eric (sus aficiones a hacer álbumes de fotos de sus conquistas con fragmentos de vello público insertados).

Hoy en día se puede apreciar como curiosa pieza sobre un modo de vivir y en un país tan tolerante como lo es Holanda. Como película erótica bien valen sus escenas de sexo, que mayormente se concentran en la pareja protagonista. Pero los años no perdonan, aunque las similitudes de este film son equiparables a los que mostrarían el italiano Bernardo Bertolucci o el galo Just Jaeckin.
Natxo Borràs
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