Cuatro tripulantes de una nave espacial abandonados a su suerte en el espacio sideral mientras las computadoras que controlan un torpe y a la vez veloz cacharro, no se ponen de acuerdo. Entre los habitantes de este curioso equipo espacial, vemos corretear a un gigantesco tomate con garras jugando al ratoncito Pérez en todos los rincones de lo que parece una comuna hippie alimentado de dietas sintéticas y líquidas.
"Dark Star" (¿A que viene titularlo ridículamente con "Aluniza como Puedas"?) es más que una sátira sobre los films de ciencia-ficción con tripulantes abandonados a su suerte. Es un trampolín del ingenio de un director que tomó por otros caminos del fantástico, empezando a llamar la atención y afilando una más que notable carrera profesional en el celuloide.