El pase privado al que los productores nos invitaron a mí y a otros compañeros de la escuela de educación especial tuvo el inconveniente de hacerse en una sala mal acondicionada, sin sonido, y con una copia en la que todavía no se había hecho el montaje final. Por eso tenía un metraje algo excesivo para mi gusto: 7horas y cuarto.
Que no tuviera sonido resultó una circunstancia feliz, porque así pude prestar toda mi atención al trabajo de los actores, en estado de gracia.
En general la intriga está bien construida, y la extrema originalidad del argumento está bien manejada.
Aún así, cuando ya llevaba 2 horas viéndola me hubiera gustado que además de no tener sonido tampoco hubiera tenido imagen, pero no importó mucho, porque me quedé dormido igual.