Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Francesca:
10
Drama Sévérine, una joven casada con un atractivo cirujano, descubre la existencia de la prostitución diurna. Impulsada por la curiosidad, ingresa en la casa de citas de Anaïs y termina acostumbrándose a llevar una doble vida. La aparición de Marcel, un delincuente que se enamora de ella, complicará la situación de la protagonista. En 2006 contó con una secuela, "Belle Toujours", dirigida por Manoel de Oliveira. (FILMAFFINITY)
15 de noviembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cuesta imaginar a Catherine Deneuve el rol de una esposa bella y frígida; es lo que da su físico y expresión. Pero pensándolo mejor, solo ella es capaz de trasmitir bajo esa apariencia impávida un mundo de tormentos y deseos insatisfechos. Al final, Deneuve resulta fríamente erótica.

Surrealismo, realismo, erotismo y subconsciente, son algunos de los elementos recurrentes en el cine del realizador aragonés.

Las imágenes son poderosamente eróticas, no por lo que muestran, sino por lo que significan: las fantasías sexuales de una mujer refinada y burguesa. Probablemente, si se hubiese filmado ahora la estética sería muchos más “hard”, lo cual ganaría en claridad, pero no en encanto. De lo que se trata es de contar el mundo de las apariencias, la hipocresía de una burguesía que se funda en las apariencias.

Vida “normal”, fantasías sexuales y prostitución se mezclan con naturalidad. Por ejemplo, en el burdel de Anais, los clientes hablan y ejecutan sus caprichos sexuales con desparpajo, como si fuese la cosa más normal del mundo; a la vez, entra la hija de la doméstica, que vuelve del colegio y saluda a las trabajadoras sin más. No hay mirada reprobatoria.

Poco a poco, a medida que va viviendo su erotismo, Sévérine se va soltando, sonríe y ríe a veces. Esa doble vida le permite llevarse mejor con su esposo. Incluso en su look hay cambios, en el maquillaje, en particular y en el hecho de fumar; vamos, se ha emancipado.Tras superar la barrera “sexual” solo queda hacer saltar la máscara y mostrarse a las claras; es decir, Sévérine debería contarle a su esposo su doble existencia.

La bisagra entre esos dos mundos (el de la corrección burguesa y el de la “perversión”) es representada por el personaje de Michel Piccoli. Este hombre rico, cínico y ocioso, representa una ruptura en ese mundo delicado y biempensante a través de sus afirmaciones directas y su falta de respeto por las normas de civilidad. Será él quien contará la verdad sobre Sévérine.
Cuando estalla la verdad, todo se recoloca. La pareja puede vivir en paz.

P.S. Prescindible, en cambio, el papel de Paco Rabal. Un personaje basto y sobreactuado.
Francesca
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow