Llena de clichés de la supuesta construcción de la identidad, personajes mal construidos y mal representados, abuso del lenguaje coloquial como fórmula más que manoseada para dibujar la tragicomedia de los pretendidos conflictos internos de alguien que se ubica en la mitad de la pirámide, basado su ascenso económico en la desgracia del éxodo generado por la crisis al cual no sigue necesariamente el ascenso social.
Fácil fórmula la de echar mano a temas profundos para una supuesta crítica social que atraería buenos comentarios de cuanto despistado tonto profundo cayera por desgracia a soportar semejante atrevimiento. Poco trabajo o poco talento, o las dos cosas.
Imágenes más que previsibles, monólogos mal escritos y peor expuestos, construcciones contradictorias de personajes que pretendían ser verosímiles, escenas sensibleras que rayan en lo repulsivo, dejos de grotesca xenofobia arquetípica y lineal...
En fin, si hay algo a lo que se puede llamar bodrio es a este engendro.