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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Acción. Thriller Un policía adicto a la bebida debe escoltar a una prostituta, desde Las Vegas hasta Phoenix, para que pueda testificar en el juicio contra un mafioso. Pero la misión resulta ser más difícil de lo esperado, ya que alguien, muy poderoso, está empeñado en que no lleguen a su destino. (FILMAFFINITY)
31 de marzo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
60/20(30/03/17) Muy entretenida y divertida sexta realización del maestro Clint Eastwood, thriller tan excesivo como ameno. Escrito por Dennis Shryack y Michael Butler (los dos “El jinete pálido), se adentra en la acción, un poco de drama, buen goteo de humor, y un romance grato, arremete superficialmente contra la corrupción del poder, los abusos del poder, además es destacable la creación de un personaje femenino con fuerza, inteligente (más que el protagonista masculino). Es una cinta rebosante de acción, de tiroteos claramente influenciados por el más violento Peckinpah, explosiones, destrucción de una casa, persecuciones, intentos de violación, con personajes jocosos como el policía pervertido o la banda de moteros, ello en un increscendo de tensión bien manejado, aunque en el tramo final se le va la mano al bueno de Clint, me refiero a la persecución del helicóptero y al inverosímil clímax final de bus entrando en Phoenix. Tiene notorias influencias en el western, por varios elementos y recursos, como el escenario del desierto del medio oeste, la aparición de mostos emulando a los caballos, la misión de cruzar el “desierto” con una presa, e incluso el sueño de la pareja protagonista es tener un rancho. Es un film que cumple con creces con su cometido de hacerte pasar un rato ameno, salpicado de humor incisivo, aunque debiendo suspender en algunos casos el sentido de la credibilidad mínima. Fue un gran éxito comercial en su momento. Originalmente el proyecto era para las estrellas Marlon Brando y Barbra Streisand, pero el actor se retiró, siendo sustituido por Steve McQueen, diferencias entre Streisand y McQueen en última instancia condujeron a que la pareja protagonista pasara a Eastwood y Locke.

El protagonista es un claro remedo de Harry el Sucio involucrado en una historia elegiaca, de redención personal, con una presentación de rol penetrante, a ritmo de delicioso jazz vemos amanecer en Phoenix, sus solitarias calles, vemos a Clint salir tambaleándose de un bar, coge su coche y se dirige a su trabajo, cuando aparca abre la puerta de su auto y cae una botella de whisky, se baja de modo estoico y entra en la oficina, queda reflejado durante los créditos iníciales que el antihéroe de este relato es un ser solitario, asocial, alcohólico y desencantado, ello con una gran capacidad de síntesis.

Es una cinta con un potente arranque, con un desarrollo fluido, con asimismo otra gran presentación de co-protagonista en la enérgica prostituta, de una fuerte personalidad, entretejiendo entre los dos una relación gradual entre diálogos adustos, divertidos, chanzas, y sobre todo de miradas que dicen mucho, dejando tiempo entre su caudal de acción para que entre los dos surja un romance (aunque bastante predecible) sin caer en sensiblerías baratas, de hecho entre los dos no hay siquiera un beso en la boca, pero la escena en que ella llama a su madre frente a Ben y le dice lo que piensa de él, es de lo más tierno (sin ser maniqueo) que recuerdo haber visto en mucho tiempo, de los momentos que hacen una película justificable su visión. Ello también ayudado por la construcción de una fémina sólida, individualista, autosuficiente, ingeniosa, mordaz, de contrarréplicas punzantes, lo que la aleja de la típica mujer florero que acompaña al héroe, y la pone a su altura.

Las taras comienzan con la aparición del helicóptero, un tramo desconcertante por lo ridículamente que ocurre, pero con lo chirriante que es, es solo el preámbulo de lo que está por venir, su clímax final que se convierte en toda una oda al sinsentido, a lo inverosímil, a lo estgrafalario y esperpéntico, una cosa es exagerar (como todo lo visto hasta entonces) y otra un insulto a la inteligencia, con una situación que no aguanta un mínimo análisis, parece escrita por un niño de parvulario, estropea todo lo bueno visto hasta entonces, emponzoñando los aciertos.

Clint Eastwood cumple con un rol hecho a su medida, el flemático, rebelde, noble, y siempre arrastrando un acusado sentido del deber, y esparciendo un seco humor propio del personaje ya muy manejado por él, brillando en el melancólico soliloquio de por qué se ha convertido en un tipo solitario y sin rumbo. Sondra Locke da muy bien con un rol que llena de personalidad, de vigor, de ímpetu, de picardía, manteniendo grandes momentos, como cuando ataca al poli viscoso retratándolo, o cuando llama por teléfono a su madre, manteniendo una chispeante química con Eastwood (no en vano eran pareja real por entonces). Entre los secundarios destaco al notable Bill McKinney en un despreciable poli interrogando a Gus sobre su profesión (la que se dice más antigua del mundo), o cómo encaja y va retorciendo el gesto ante el mordaz a taque de ella. El resto cumplen.

La puesta en escena rezuma el clasicismo propio del talento del realizador de San Francisco, aunque en la acción se desmelena, hay una dirección artística de Allen E. Smith (“Harry, el ejecutor”), rodándose en Phoenix (Arizona) y Las Vegas (Nevada), y en desiertos cercanos a ambos estados, casa hiper-baleadaa fue, construida a costo de $ 250.000, siendo 7.000 agujeros perforados para simular los disparos. Para simular los disparos de los policías al final de la película, el bus se atacó con 8.000 agujeros. Todo esto bajo la fotografía de Rexford L. Metz (“Tiburón”), sabiendo recoger la acción de modo notable, moviéndose en planos generales con nervio, recogiendo la belleza turbadora de los desiertos, con cámara en mano para dotar de ritmo (excelente cuando Ben intenta dominar a los moteros con el objetivo entre ellos, emitiendo la tensión) con un patinado de colores granulados. El score es compuesto por Jerry Fielding (“Grupo Salvaje”), llenando de serenas melodías jazzísticas el metraje, con deliciosos solos de clarinete, trompeta y saxo. Espectacular es la mezcla de sonido de Keith Stafford (“El fuera de la ley”), potenciando las escenas de tiroteos (la de la casa y la final del bus) y la del helicóptero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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