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Voto de TOM REGAN:
7
7,4
1.655
Drama. Comedia. Bélico
En plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un anciano militar británico rememora su larga y excitante vida. Su larga amistad con un colega alemán o su desobediencia a las ordenanzas para ayudar a una bella compatriota en apuros sólo son dos episodios de una experiencia personal inolvidable. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2024
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26/26(28/01/24) Sugerente drama británico, marcado por estar realizado en plena vorágine de la WWII. La he visto con motivo de su reciente 80 aniversario del estreno (10/Junio/1943). Escrita, producida y dirigida por el equipo cinematográfico británico de Michael Powell y Emeric Pressburger, siendo protagonizada por Roger Livesey, Deborah Kerr y Anton Walbrook. Título derivado de la tira cómica satírica Colonel Blimp de David Low, pero la historia es original. Película sutilmente ridiculiza el pan-imperialismo inglés, y con ello adentrándose en los cambios que sufrió la nación de la Pérfida Albión. Ello jugando con la ambigüedad, no sé si adrede o sin pretenderlo, hay carga de profundidad en estos elementos vistos hoy día como ataques al pan-colonialismo etnocentrista, como esa sala de trofeos etnocentristas.
El binomio de directores hacen en modo racconto un recorrido por cuatro tiempos del SXX, desde el 1939 en los prolegómenos de la WWII, al flashback que se inicia en 1902, salto a final de la Gran Guerra Mundial, y otro para situarse en el presente de 1943. Con ello el guion hace ágil radiografía sobre los cambios en tiempos convulsos, desde la caballerosidad ancestral de principios de S.XX, el cambio radical que supuso la Gran Guerra, y el vuelco de las consecuencias de una guerra mal cicatrizada que dio pie al nazismo. Con ello se hace una semblanza sobre el paso lapidario del tiempo, se habla del ardor de la juventud, de los errores de la vida que nos persiguen, de ilusiones, del idealismo que con los años se hace débil ante nuevas amenazas. Obra que ingeniosamente es humanista al no caricaturizar a los malos y buenos, deja las circunstancias marquen a unos y a otros, y con los protagonistas evolucionando por acontecimientos. Ello regado de humor, con romanticismo, diálogos sustanciosos, discursos aleccionadores, gracias en gran medida a unos personajes bien construidos, con hondura dramática, y como no, tratándose de estos directores despliegan gran carga estética.
Tiene arrollador inicio cuando el general ordena ejercicios de entrenamiento militar y anuncia: "La guerra comienza a medianoche". Desemboca todo en una pelea entre un anciano Roger Livesey y un advenedizo soldado: "Te ríes de mi gran barriga pero no sabes cómo la conseguí! Te ríes de mi bigote, pero no sabes por qué me lo dejé!" Golpea al joven teniente, lo arroja a una pileta y luego, en un flashback de grácil elipsis la cámara pasa por el agua y en el otro lado de la piscina emerge un joven Clive Candy, delgado y sin bigote, estamos en 1902.
En el primer bloque, tras el prólogo. Un joven idealista y visceral protagonista Clive decide por su cuenta viajar a Alemania a ajustar cuentas con un antiguo espía (Kaunitz), con romántico objetivo de limpiar el nombre de Inglaterra. Tras rifirrafe en un restaurante desemboca en un duelo. Escena importante la del duelo en el gimnasio del cuartel germano, entre el protagonista y un oficial alemán elegido por sorteo, Clive y Theo Kretschmar-Schuldorff, todo muy ceremonial, con rituales decadentes de nobles, todo reglado, desde el tamaño y grosor de la espada, padrinos, forma de moverse, con árbitro sueco que se mueve como cangrejo entre los combatientes. Juego de aristocracia cargado de protocolos, hasta la vestimenta está reglamentada. Elegantemente en los prolegómenos del entente la cámara se eleva y hace una sofisticada elipsis, desligándose de la épica duelística, pasamos a una nevada exterior (metáfora del Invierno de un estilo de vida llega a su fin) en un hospital donde está el prota herido levemente. Surge aquí la amistad entre los dos duelistas, tendrá vértice en una bella mujer, Edith hunter (Deborah Kerr).
El segundo bloque es en la Gran Guerra Mundial. Clive ahora es General, mantiene sus formas de flema en el conflicto. Conoce a Barbara Wynne (también Deborah Kerr), enfermera inglesa voluntaria presta sus servicios en el frente francés, es un calco de Edith Hunter, con la que Clive terminará casándose. Aquí tendrá otro encuentro con su antiguo rival de duelo Theo. Ahora en suelo inglés, charla de muy de marcado tinte político tras el armisticio, chocarán el romanticismo inglés queriendo que de la derrota nibelunga resurja una gran Alemania, de lo que ácidamente, Theo amargado y curtido tras la derrota, se ríe Theo, por el buenismo anglo, que ve un mundo mejor tras ser humillada en el tratado su nación. Exponiendo con incisivo tono una crítica a la forma de acabar la Guerra que hubo en la Gran Guerra.
Y el último bloque en el presente del 43 en Inglaterra en plena WWII. El protagonista ahora en la vejez, viudo, con bigotón de manubrio, calva y barrigón. Es Clive un tipo escéptico, su antiguo idealismo se ha ajado, su nobleza colisiona con las nuevas formas de batallar, lejos de ser honorables, dice desear la derrota antes que su país utilice métodos como los de su enemigo nazi. En este segmento está por supuesto Theo, ahora viudo ha huido de Alemania por el nazismo, pretende le den asilo, habiendo para ello una esclarecedora entrevista con un funcionario, este le reprocha haber tardado mucho en darse cuenta de quien Hitler, a lo que este ingeniosamente le espeta que Inglaterra tardó seis años en darse cuenta, en lo que subyace (entiendo yo) una puntiaguda crítica al Pacto de Múnich, firmado entre otros por Inglaterra, dando vía libre a el afán expansionista Hitleriano. Es aquí donde Theo da un vigoroso soliloquio, filmado en un solo plano, explicando con enorme sentido lírico-conmovedor porque ha escogido Inglaterra para huir de Alemania. Luego Theo mantendrá una aleccionadora charla política-guerrista con Clive para intentar abrirle los ojos ante los modos nazis de guerra salvaje. También en esta parte se deja constancia de los fantasmas interiores de Clive, su búsqueda infinita del amor que no supo ver en su juventud con Edith, y desde entonces busca su clon por todas partes, de ahí el ver a una conductora militar con el rostro de ella (Otra vez la Kerr).
El binomio de directores hacen en modo racconto un recorrido por cuatro tiempos del SXX, desde el 1939 en los prolegómenos de la WWII, al flashback que se inicia en 1902, salto a final de la Gran Guerra Mundial, y otro para situarse en el presente de 1943. Con ello el guion hace ágil radiografía sobre los cambios en tiempos convulsos, desde la caballerosidad ancestral de principios de S.XX, el cambio radical que supuso la Gran Guerra, y el vuelco de las consecuencias de una guerra mal cicatrizada que dio pie al nazismo. Con ello se hace una semblanza sobre el paso lapidario del tiempo, se habla del ardor de la juventud, de los errores de la vida que nos persiguen, de ilusiones, del idealismo que con los años se hace débil ante nuevas amenazas. Obra que ingeniosamente es humanista al no caricaturizar a los malos y buenos, deja las circunstancias marquen a unos y a otros, y con los protagonistas evolucionando por acontecimientos. Ello regado de humor, con romanticismo, diálogos sustanciosos, discursos aleccionadores, gracias en gran medida a unos personajes bien construidos, con hondura dramática, y como no, tratándose de estos directores despliegan gran carga estética.
Tiene arrollador inicio cuando el general ordena ejercicios de entrenamiento militar y anuncia: "La guerra comienza a medianoche". Desemboca todo en una pelea entre un anciano Roger Livesey y un advenedizo soldado: "Te ríes de mi gran barriga pero no sabes cómo la conseguí! Te ríes de mi bigote, pero no sabes por qué me lo dejé!" Golpea al joven teniente, lo arroja a una pileta y luego, en un flashback de grácil elipsis la cámara pasa por el agua y en el otro lado de la piscina emerge un joven Clive Candy, delgado y sin bigote, estamos en 1902.
En el primer bloque, tras el prólogo. Un joven idealista y visceral protagonista Clive decide por su cuenta viajar a Alemania a ajustar cuentas con un antiguo espía (Kaunitz), con romántico objetivo de limpiar el nombre de Inglaterra. Tras rifirrafe en un restaurante desemboca en un duelo. Escena importante la del duelo en el gimnasio del cuartel germano, entre el protagonista y un oficial alemán elegido por sorteo, Clive y Theo Kretschmar-Schuldorff, todo muy ceremonial, con rituales decadentes de nobles, todo reglado, desde el tamaño y grosor de la espada, padrinos, forma de moverse, con árbitro sueco que se mueve como cangrejo entre los combatientes. Juego de aristocracia cargado de protocolos, hasta la vestimenta está reglamentada. Elegantemente en los prolegómenos del entente la cámara se eleva y hace una sofisticada elipsis, desligándose de la épica duelística, pasamos a una nevada exterior (metáfora del Invierno de un estilo de vida llega a su fin) en un hospital donde está el prota herido levemente. Surge aquí la amistad entre los dos duelistas, tendrá vértice en una bella mujer, Edith hunter (Deborah Kerr).
El segundo bloque es en la Gran Guerra Mundial. Clive ahora es General, mantiene sus formas de flema en el conflicto. Conoce a Barbara Wynne (también Deborah Kerr), enfermera inglesa voluntaria presta sus servicios en el frente francés, es un calco de Edith Hunter, con la que Clive terminará casándose. Aquí tendrá otro encuentro con su antiguo rival de duelo Theo. Ahora en suelo inglés, charla de muy de marcado tinte político tras el armisticio, chocarán el romanticismo inglés queriendo que de la derrota nibelunga resurja una gran Alemania, de lo que ácidamente, Theo amargado y curtido tras la derrota, se ríe Theo, por el buenismo anglo, que ve un mundo mejor tras ser humillada en el tratado su nación. Exponiendo con incisivo tono una crítica a la forma de acabar la Guerra que hubo en la Gran Guerra.
Y el último bloque en el presente del 43 en Inglaterra en plena WWII. El protagonista ahora en la vejez, viudo, con bigotón de manubrio, calva y barrigón. Es Clive un tipo escéptico, su antiguo idealismo se ha ajado, su nobleza colisiona con las nuevas formas de batallar, lejos de ser honorables, dice desear la derrota antes que su país utilice métodos como los de su enemigo nazi. En este segmento está por supuesto Theo, ahora viudo ha huido de Alemania por el nazismo, pretende le den asilo, habiendo para ello una esclarecedora entrevista con un funcionario, este le reprocha haber tardado mucho en darse cuenta de quien Hitler, a lo que este ingeniosamente le espeta que Inglaterra tardó seis años en darse cuenta, en lo que subyace (entiendo yo) una puntiaguda crítica al Pacto de Múnich, firmado entre otros por Inglaterra, dando vía libre a el afán expansionista Hitleriano. Es aquí donde Theo da un vigoroso soliloquio, filmado en un solo plano, explicando con enorme sentido lírico-conmovedor porque ha escogido Inglaterra para huir de Alemania. Luego Theo mantendrá una aleccionadora charla política-guerrista con Clive para intentar abrirle los ojos ante los modos nazis de guerra salvaje. También en esta parte se deja constancia de los fantasmas interiores de Clive, su búsqueda infinita del amor que no supo ver en su juventud con Edith, y desde entonces busca su clon por todas partes, de ahí el ver a una conductora militar con el rostro de ella (Otra vez la Kerr).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Todo queda nítido en una charla en el tramo final entre Clive y Theo, donde este esclarecedoramente le confiesa su amor de juventud frustrado. Esto para mi es un cierto defecto, pues esto no había aparecido ni mínimamente en el tramo en que ambos estuvieron juntos en Alemania, ni por parte de ella, ni de él, no hubo complicidad hiciera sospechar de estas chispas de romance; También esta forma de por Imperativo del guion me ha quedado la primera parte en Alemania, en lo referente a la amistad entre Clive y Theo, no me creo haya un gran vínculo entre ambos que se mantenga durante lustros, cuando ni siquiera pueden hablar entre ellos en el hospital, no me creo pasemos de estas gracietas ‘Lost in traslation’ a 16 años después diga Clive que Theo es su mejor amigo, cuando no se han hablado ni visto en esos años. Luego en la parte final si vemos chispas de compenetración entre ambos en sus diálogos de hondura, pero me resulta complicado creer sea esta una amistad de calado, cuando solo se habían visto una vez en 41 años. Pero el inteligente guion consigue no pensemos en ello cuando están juntos.
Roger Livesey está muy bien como el pomposo militar que va ascendiendo, comienza en plan caricatura en la sauna turca, para en los flashbacks irse delineando un tipo con alma, con carácter, con honor, con nobleza, ser rígido que en su vejez se da cuenta de sus errores. Destacaría cuando abre su corazón a Theo contando su error de dejar escapar a Edith. estupenda actuación; El vienés Anton Walbrook es el que se roba la película con su rol complejo, el que realmente va tallándose a medida que avanza la historia, desde el jovial pretendienta de Edith, el desencantado asqueado por la derrota en la post-Gran Guerra, al pragmático que vemos en el tramo final. Para el recuerdo queda su discurso al funcionario encargado de refugiados sobre los motivos románticas de querer quedar se en UK, o como da a entender a Clive que su postura inflexible sobre comportamiento noble ante los desmanes nazis solo llevarán a más desmanes. Maravillosa actuación cargada de carisma; La tercera pata es Deborah Kerr con tres personajes diferentes en diferentes épocas cada uno, en realidad una idealización sin mucha personalidad, su belleza rubia de ojos azules la define y punto. Primero es Edith Hunter, amor platónico del joven oficial Candy. Luego Barbara Wynne, esposa del general elegida por su sorprendente parecido físico con Edith y, finalmente, como Angela 'Johnny' Cannon (precioso el momento en el coche en que Theo percibe por un fogonazo de luz el rostro de su chófer idéntico a su fallecida esposa), joven recluta sirve de chofer al general elegida entre 700 candidatas.
La puesta en escena es lo brillante que cabe esperar del binomio de cineastas. Con un vistoso diseño de producción Alfred Junge (“Narciso Negro”), creando escenarios vibrantes como los baños turcos, la bulliciosa cafetería alemana en dos niveles, el gimnasio alemán ampuloso del duelo, o el salón donde Clive guarda sus trofeos de caza; Todo ello embellecido estéticamente por la fulgente fotografía en radiante Technicolor de Georges Perinal (“El ladrón de Bagdad”) con asistencia de Jack Cardiff (“Narciso Negro”), en colores pastel vitalistas, con un uso precioso de la iluminación , con planos generales que enmarcan, alternado con primeros planos de los protagonistas que dicen mucho de su interior.
Spoiler:
El final es una lírica referencia a las palabras de la esposa fallecida de Roger Livesey cuando le dijo que sobre que habría un lago donde estaba su casa y ocurrió.
Encantador film, de los que te deja un grato sabor cinéfilo. Gloria Ucrania!!!
PD. El título hace referencia a la muerte del Coronel Blimp o sea de Roger Livesey, y esto no ocurre, acaba y está vivo (¿?).
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2024/02/la-vida-y-la-muerte-del-coronel-blimp.html
Roger Livesey está muy bien como el pomposo militar que va ascendiendo, comienza en plan caricatura en la sauna turca, para en los flashbacks irse delineando un tipo con alma, con carácter, con honor, con nobleza, ser rígido que en su vejez se da cuenta de sus errores. Destacaría cuando abre su corazón a Theo contando su error de dejar escapar a Edith. estupenda actuación; El vienés Anton Walbrook es el que se roba la película con su rol complejo, el que realmente va tallándose a medida que avanza la historia, desde el jovial pretendienta de Edith, el desencantado asqueado por la derrota en la post-Gran Guerra, al pragmático que vemos en el tramo final. Para el recuerdo queda su discurso al funcionario encargado de refugiados sobre los motivos románticas de querer quedar se en UK, o como da a entender a Clive que su postura inflexible sobre comportamiento noble ante los desmanes nazis solo llevarán a más desmanes. Maravillosa actuación cargada de carisma; La tercera pata es Deborah Kerr con tres personajes diferentes en diferentes épocas cada uno, en realidad una idealización sin mucha personalidad, su belleza rubia de ojos azules la define y punto. Primero es Edith Hunter, amor platónico del joven oficial Candy. Luego Barbara Wynne, esposa del general elegida por su sorprendente parecido físico con Edith y, finalmente, como Angela 'Johnny' Cannon (precioso el momento en el coche en que Theo percibe por un fogonazo de luz el rostro de su chófer idéntico a su fallecida esposa), joven recluta sirve de chofer al general elegida entre 700 candidatas.
La puesta en escena es lo brillante que cabe esperar del binomio de cineastas. Con un vistoso diseño de producción Alfred Junge (“Narciso Negro”), creando escenarios vibrantes como los baños turcos, la bulliciosa cafetería alemana en dos niveles, el gimnasio alemán ampuloso del duelo, o el salón donde Clive guarda sus trofeos de caza; Todo ello embellecido estéticamente por la fulgente fotografía en radiante Technicolor de Georges Perinal (“El ladrón de Bagdad”) con asistencia de Jack Cardiff (“Narciso Negro”), en colores pastel vitalistas, con un uso precioso de la iluminación , con planos generales que enmarcan, alternado con primeros planos de los protagonistas que dicen mucho de su interior.
Spoiler:
El final es una lírica referencia a las palabras de la esposa fallecida de Roger Livesey cuando le dijo que sobre que habría un lago donde estaba su casa y ocurrió.
Encantador film, de los que te deja un grato sabor cinéfilo. Gloria Ucrania!!!
PD. El título hace referencia a la muerte del Coronel Blimp o sea de Roger Livesey, y esto no ocurre, acaba y está vivo (¿?).
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2024/02/la-vida-y-la-muerte-del-coronel-blimp.html