En esta serie, todos los hombres son malos (excepto el gay), todas las mujeres buenas (excepto la madre del malo malísimo) y el cura es un desalmado. Todos los personajes y las acciones están estereotipadas, y la imagen que quieren dar de España es lamentable, porque es difícil de creer unas relaciones de ese tipo.

En definitiva, es un torpe intento de recrear una sociedad compleja, dando una imagen irreal de buenos y malos, de reyes y vasallos, haciendo mártires en su desarrollo.