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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
4
Drama. Romance Un elegante playboy y una bella cantante de un club nocturno se conocen a bordo de un lujoso transatlántico y surge entre ellos un apasionado romance. Aunque ambos están comprometidos (ella es la amante de un magnate y él se va a casar con una rica heredera), establecen un pacto antes de abandonar el barco: encontrarse en el Empire State Building en un plazo de seis meses si siguen sintiendo lo mismo el uno por el otro. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2009
26 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diré de entrada que a mí estos romances de gente glamurosa en Nueva York me suelen echar un poco para atrás porque estoy segura de que están hechos para abobar, que no embobar al personal. Pero como hay que tratar de dejar los prejuicios, se hacen excepciones con clasicazos como éste.

"Tú y yo", original en blanco y negro de Leo McCarey y remakeada por él mismo unos años más tarde, comparte con sus otras versiones una característica curiosísima: la de estar protagonizada por una actriz que no me disgusta y por un actor que no soporto. Aquí no es Carlos Boyero, digo Charles Boyer, ni Warren Beatty sino el peor de todos, esto es, Cary Grant. Cary Grant era al parecer un paradigma de elegancia y del típico hombre que todas desearíamos tener en la casa pero desde luego no en la cama, para tales menesteres se preferiría seguramente a Marlon Brando. De todos modos lo de la elegancia era una cuestión de saber llevar los esmóquines sin parecer un pueblerino, porque el tal Grant era dado a las muecas y las contorsiones más excesivas y ridículas, o sea, para aclararnos, el tipo era un poco como la mezcla viejuna entre George Clooney o Jim Carrey, sólo que aún más irritantes que estos dos juntos.

Deborah Kerr, sin ser una intérprete que me encante especialmente, es bastante más comedida y mejor actriz, gracias a ella y a su saber estar se va aguantando este merengue neoyorkino de encuentros y desencuentros románticos, incluido la parte famosísima del Empire State espoileada sin compasión en "Algo para recordar" y que demuestra de forma práctica la utilidad del dicho "corre despacio".

Por demás, este tipo de romanticismo, tan edulcorado, excesivo y superficial tiene para mí la misma capacidad de emocionar que una de esas tarjetas del Hallmark satinadas, brillantes, con purpurina y ositos de peluche: ninguna.
Neathara
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