Cuando existían los videoclubs, éstos solían clasificar sus productos. En primer lugar existía la categoría "estreno", que eran las películas más taquilleras, famosas, premiadas, etc.; solían ser las más caras y supuéstamente las mejores. En segundo lugar estaban las películas "top", que eran algo más baratas que las anteriores y también eran taquilleras. La última categoría y las más baratas eran ciertos productos desconocidos, incluso avezados cinéfilos ignoraban si existencia, muchos de ellos fueron directo al videoclub son pasar por cines; la gran mayoría eran películas malas; no obstante lo anterior, entre este grupo ocasionálmente salían gratas sorpresas, entre las que se cuenta el filme que nos ocupa.
El director Sandor Stern nos demuestra que perféctamente se puede asustar al espectador sin necesidad de siquiera una gota de sangre, así como sin argumentos efectistas. Son muchos los cineastas de serie a especializados en terror (algunos muy prestigiados) qué para aterrar abusan de las escenas sangrientas; ellos debieran ver este filme. Un muñeco que habla y que se apodera de la personalidad de un joven es suficiente para provocar pesadillas. Se necesita una gran maestría para asustar con situaciones muy simples.
Son muchos quienes ignoran la existencia de este filme, el que es muy superior a muchos filmes famosos de clase a. Si no es obra maestra, se le acerca bastante.
Si ud. es muy asustadizo o sensible, mejor no lo vea.