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Voto de Endik Larsson:
6
6,0
4.616
Drama
Kym (Anne Hathaway) es una ex-modelo que regresa a su casa para asistir a la boda de su hermana Rachel (Rosemarie DeWitt). A pesar de su juventud, Kym tiene un largo historial de crisis personales, conflictos familiares y largas estancias en clínicas de rehabilitación. La boda de Rachel parece la ocasión perfecta para limar asperezas con sus padres y el resto de la familia. Sin embargo, lo que prometía ser un fin de semana festivo acaba ... [+]
1 de abril de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jonathan Demme (Baldwin, New York, 1944) no es uno de los primeros nombres que aparecerá en una lista de los mejores directores de la historia, pero tiene un ramillete de películas que bien merecerían hacerle entrar en cualquier lista de directores destacados de los últimos 30 años. A la monumental EL SILENCIO DE LOS CORDEROS, que se llevó todos los premios habidos y por haber, y que vista a día de hoy sigue siendo una de las obras maestras de los años 90 (e, incluso, me atrevería a decir de la historia) habría que sumarle la espléndida PHILADELPHIA y la genial EL MENSAJERO DEL MIEDO, una película esta última que pasó más inadvertida de lo que merecía y que hacía una terrorífica radiografía de cómo las grandes compañías financieras controlaban los mecanismos de poder del Estado, elaborando además el mejor remake posible de la película de John Frankenheimer y una oculta película de zombies.
Entre medias, Demme (tío del también desaparecido director Ted Demme) se dedicó a rodar varios documentales de todo tipo, destacando el que dedica al cantante Neil Young.
Entre medias, Demme (tío del también desaparecido director Ted Demme) se dedicó a rodar varios documentales de todo tipo, destacando el que dedica al cantante Neil Young.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y es esa especie de híbrido entre las películas de ficción y los documentales donde debemos meter a LA BODA DE RACHEL, una irregular incursión de Demme en los problemas de familia, pero no por ello carente de todo tipo de interés.
Demme le mete intensidad a la propuesta utilizando el estilo semidocumental, con la cámara casi siempre en mano (incluso aprovechando planos que graban los actores con videocámaras), haciéndonos partícipes de la familia protagonista, y de todos los problemas que llevan acarreando desde hace años.
Anne Hathaway, creíble en su papel de Kym, una drogadicta en rehabilitación que vuelve a casa durante un fin de semana para asistir a la boda de su hermana Rachel (la siempre estupenda Rosemarie DeWitt), lleva arrastrando muchos años heridas familiares muy antiguas, como la muerte de su hermano pequeño, de la que es directamente responsable. Aunque sus peleas con su hermana son constantes, quizá es el aspecto más negativo del film, pues el cambio en la relación entre ellas queda poco creíble. Hubiera gustado ver a Anne Hathaway luchando más visceralmente contra ella misma, pues es posiblemente con la que tiene el conflicto de grado mayor.
El retrato de la familia protagonista no deja de ser bienintencionado, pues en ningún momento Demme muestra ningún signo de reproche de los padres (divorciados y casados ambos en segundas nupcias con sus respectivas parejas) hacia Hathaway, a pesar de todo el dolor con el que cargó a la familia.
Es, como decimos, a pesar de su irregularidad una película que se deja ver y que no hace daño a la vista, a pesar de sus errores.
Demme le mete intensidad a la propuesta utilizando el estilo semidocumental, con la cámara casi siempre en mano (incluso aprovechando planos que graban los actores con videocámaras), haciéndonos partícipes de la familia protagonista, y de todos los problemas que llevan acarreando desde hace años.
Anne Hathaway, creíble en su papel de Kym, una drogadicta en rehabilitación que vuelve a casa durante un fin de semana para asistir a la boda de su hermana Rachel (la siempre estupenda Rosemarie DeWitt), lleva arrastrando muchos años heridas familiares muy antiguas, como la muerte de su hermano pequeño, de la que es directamente responsable. Aunque sus peleas con su hermana son constantes, quizá es el aspecto más negativo del film, pues el cambio en la relación entre ellas queda poco creíble. Hubiera gustado ver a Anne Hathaway luchando más visceralmente contra ella misma, pues es posiblemente con la que tiene el conflicto de grado mayor.
El retrato de la familia protagonista no deja de ser bienintencionado, pues en ningún momento Demme muestra ningún signo de reproche de los padres (divorciados y casados ambos en segundas nupcias con sus respectivas parejas) hacia Hathaway, a pesar de todo el dolor con el que cargó a la familia.
Es, como decimos, a pesar de su irregularidad una película que se deja ver y que no hace daño a la vista, a pesar de sus errores.