Reconozcámoslo, Internet está de moda, tanto para lo bueno para lo malo. Y el cine, como todo, aprovecha este protagonismo pasajero para sacar un producto con el que callar a los críticos que acusan a la industria cinematográfica de estar en plena crisis de idea (algo en lo que yo coincido).

La película se obtiene a partir de mezclar "Saw" con "Sin Rastro" (¿alguien más se ha fijado en al semejanza de títulos?) y endulzarlo con un poco de "Mentes criminales" o "CSI", a preferencia del lector. El resultado es un film más o menos interesante que no decepcionará a los que quieran pasar un rato entretenido, pero que disgustará a aquellos que deseen volver a disfrutar del cine negro que está de capa caída desde hace años.

El objetivo indirecto del film no es otro que hacer reflexionar al espectador sobre la peligrosa insensibilidad del ser humano, que contempla con total indiferencia el sufrimiento y la muerte de sus semejantes a través de la pantalla del ordenador (o de la televisión), llegando a convertirlo en cómplice.

El contenido es bastante bueno, la trama entretenida y los actores saben hacer su papel con bastante credibilidad; el problema es todo el continente que lo rodea. La acción decae, el ritmo se vuelve lento, el final se vuelve excesivamente rápido y los títulos de créditos llegan cuando el espectador todavía no tiene la miel en los labios.