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España España · valencia
Voto de el feroz:
4
6,4
21.561
Animación. Aventuras. Drama. Musical Tras el asesinato de su padre, un joven león abandona su reino para descubrir el auténtico significado de la responsabilidad y de la valentía. Remake de "El Rey León", dirigido y producido por Jon Favreau, responsable de la puesta al día, con el mismo formato, de "El libro de la selva" (2016). (FILMAFFINITY)
28 de febrero de 2021
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La paciencia tiene un límite. La factoría Disney ha estado arañando ese límite a lo largo de las últimas décadas, no digamos años y su última documentira en 3D pone de manifiesto la necesidad de dejar las cosas en su sitio.
Si tiempo atrás se pudo perdonar la suave edulcoración del tradicional cuento infantil, servido a una infancia "menos adulta" o si se quiere sofisticada que la actual, y ello incluía el siempre socorrido recurso de la humanización maniquea de la naturaleza al servicio del mensaje, que de todas maneras en muchos casos no hacía sino recoger el espíritu del autor original, en la actualidad esta perversión resulta ya impostora, y lo que es peor, innecesaria en un mundo globalizado, donde la información está al alcance de cualquiera.

Empeñado en seguir caramelizando la manzana con una visión "casita de Pim y Pom" de la naturaleza y sus leyes más elementales, al gusto de la casa que le paga las limusinas, Fabreau, tiene la amabilidad de informarnos a todos, que los leones pueden ser muy buenos o muy malos ( el malo, es el que reta o intenta suplantar al macho alfa, ) Los leones buenos, es decir, el único bueno, porque sólo hay dos, manda una especie de reino de Narnia, donde gobierna sobre amantes súbditos que acuden a una especie de "puesta de largo ritual" del bebe, para rendir pleitesía y amor, a aquél que les devorará cuando crezca, algo que al parecer, o no existe aquí o lo admiten con complaciente benevolencia. Para más inri, Fabreau nos descubre una insólita faceta de la naturaleza. Los leones y demás tienen sentido ecológico, así que cuando manda el malo, el reino está hecho unos "zorros", y hay sequía y paro (digo, falta de caza)porque el león malo se la come toda. Un león malo, que incluso en la época de prosperidad tiene un aspecto famélico y zarrapastroso, porque para eso es el malo, y que cuando es rey, y se pega unos banquetes medievales, curiosamente sigue siendo igual de zarrapastroso (porque sigue siendo el malo). Última lección a no olvidar: los leones no se aparean; se casan, tienen una sola esposa, y no viven rascándose la tripa mientras decenas de impúdicas hembras lo alimentan, incluso antes que a los hijos, tal y como pretende hacer creer desde hace años la "National Geographic" y otras de su calado.

Incluso en medio de tan épica historia, hay tiempo (tranquilos, vamos sobrados) para que los dos protagonistas hagan "pezuñitas" en idílicos paisajes al ritmo de las canciones plastas de siempre, dobladas" al castellano en versión standarizada marca OT, prácticas que si ya resultaban poco creíbles con monigotes de rostro semihumanizado, en figuras tan relistas resulta incluso visualmente feo.

Para terminar de "dorarlo", todo ello se mezcla, se agita bien, y se sirve con los oropeles de millones de dólares USA, en impecable animación CGI. (Lo cual no es obstáculo para que Fabreau pergueñe una transcripción literal de su antecesora, absolutamente plano por plano y frase por frase)

¿Qué puedo decir?. No sé al resto del público, pero algunos empieza ya a atragantársenos el Hakunna Mattata (o patata) de los c......
Al final, con estos mimbres, es inevitable que, si los monigotes del ayer se hacían pesados y falsos, más aún lo resultan los peluches del hoy. Sólo para los que disfruten con la reiteración "ad nausea", y niños superprotegidos por sus padres.
el feroz
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