Este film no es sólo una nadería basada en los clichés más repetidos. Otros Spaghetti Westerns usan clichés e incluso imitaciones descaradas, pero tienen un guión y una factura dignos y se ven o se revisan con agrado. Y Sergio Corbucci los tiene buenos, pero esta cosa es innombrable. La simplonería y torpeza del guión son tales que todos sus detalles, absolutamente todos, insultarían la inteligencia de un niño de seis años.