¡Que pena de película!, ¡Que pena de guión! y ¡Que pena de actores!. Ante la gran posibilidad que ofrece estos sobrecogedores sucesos de Ciudad Juárez, la película no consigue en ningún momento que te impliques con ella.
El ritmo de la película es cansino y las vueltas y giros que toma la historia son, o bien previsibles o bien absurdos. El director abusa de los planos de calles y gentes, como en un documental, pretendiendo acercarnos a estos sin lograrlo en ningún caso.
Jennifer López esta correcta, dentro de no ser una excelente interprete, pero su compañero de reparto, Antonio Banderas, se marca un peliculón de escándalo. En total, no creo que esté más de 15 minutos en pantalla, representando un personaje que, en un principio se intuye como relevante, pero que ni corta ni pincha en la película.
Por último apuntar a Ciudad de Silencio como otra película, de las miles que hay, basada en una historia con muchísimas posibilidades, que se queda en nada. ¡Una pena!