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España España · Barcelona
Voto de Rebeca:
7
Drama Antonio Castro 'Sinatra' actúa en Barcelona como imitador de Frank Sinatra. Su mujer le abandona y 'Sinatra' acaba en una pensión del Barrio Chino, donde comienza a trabajar como portero nocturno. Una noche, Antonio ve en una revista el anuncio de un club de amistad por correspondencia y decide hacerse miembro. A partir de aquí, empieza a recibir cartas y a tener relación con desconocidos que, igual que él, se sienten solos y perdidos ... [+]
22 de mayo de 2020
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leí el libro de Raúl Núñez en su día y ya me cautivó. Y no está nada mal esta transposición al cine que hizo Francesc Betriu recreando todo ese universo de personajes variopintos, un tanto lumpen pero entrañables y en el marco de Barcelona, una Barcelona que aún contaba en pesetas y llamaba por teléfono a través de arcaicos aparatos aunque no menos entrañables.

Y en ese desfile de personas podemos acceder a una ama de casa con un hijo punkie -con muy malos modos, la verdad-, una atractiva enana, un propietario de pensión con la idiosincrasia de Ciges, un travesti sentimental, una alocada joven con una Verdú muy ídem y hasta una empleada de bingo, más servicios adicionales, con una Ana Obregón en la cumbre de su esplendor. Pero quién está espectacular para mi gusto es Queta Claver encarnando a la señorita Clementina, directora en usufructo de la pensión.

Cierto que Landa no se parece para nada a Sinatra -tampoco era indispensable en la novela- pero sí le da al protagonista el poso de desazón como todo buen perdedor. Pero lo que me sigue interesando y subsiste en la película, es esa galería urbana, en el corazón del Raval, donde por raro que parezca 'conocemos' a esa fauna, de la que formamos parte, y que no está tan alejada de nosotros como cabría suponer en un principio. Es ahí dónde el libro y la película laten, diría, al unísono.
Rebeca
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