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España España · CIUDAD REAL
Voto de REXMUNDI:
8
Drama Adaptación de una novela del escritor inglés William Tackeray. Barry Lyndon, un joven irlandés ambicioso y sin escrúpulos, se ve obligado a emigrar a causa de un duelo. Lleva a partir de entonces una vida errante y llena de aventuras. Sin embargo, su sueño es alcanzar una elevada posición social. Y lo hace realidad al contraer un provechoso matrimonio, gracias al cual entra a formar parte de la nobleza inglesa del siglo XVIII. (FILMAFFINITY) [+]
27 de agosto de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deliciosa película no por ello fácil y accesible. Soy partidario del cine como espectáculo narrativo y oda del entretenimiento del siglo XX, pero se apreciar la belleza cuando está delante de los ojos. Del mismo modo no a todo el mundo, incluido a mí, le gusta la ópera por su densidad y duración a la vez de su en ocasiones pedantería, por lo que prefiero pensar en Barry Lyndon como en un atractivo concierto de cámara capaz de estimular el alma sin por ello perturbar las pasiones. Un Mozart quizás, o mejor un Joseph Haydn.

Y de este modo resulta agradable en cada movimiento por sí mismo. Tanto el Allegro avance de los casacas rojas, la mejor infantería de su época, como el Andante duelo inicial o el Larghetto duelo final, o la cantidad de Adagios que los momentos femeninos nos regalan. Igualmente la pieza en su conjunto nos descubre un suculento contenido verdaderamente dieciochesco e ilustrado, con el ascenso y descenso social del ser humano, o con el duelo entre virtudes y vicios que la vida nos depara. La fortuna y la pérdida de la misma. El continente no es menos destacado, con un retrato de época que rara vez ha logrado el cine. Vestuarios mimados, exteriores e interiores palatinos, fotografía cuidada como siempre en Kubrick, y una banda sonora idónea a cada paso y preciosa en todo momento. Incluso las interpretaciones, tantas veces criticadas, parecen querer estudiar gestos y actitudes propias del momento, lo que puede generar distancia con el espectador no conocedor de la época sobre todo en el caso de Ryan O´Neal.

De acuerdo, no a todo el mundo le gusta o comprende la música clásica. E incluso a los que la disfrutan en ocasiones, les resulta más sencillo acercarse a Beethoven que al Stabat Mater de Pergolesi. Muy bien, lo lamento por ellos. Pero escuchar a Vivaldi sigue siendo una maravilla, como ver esta película. Eso sí, tras este concierto mejor ir de cañas con los amigos no vaya a ser que nos transformemos en insoportables académicos presuntuosos. Mejor que la próxima película sea de los hermanos Marx o de Stallone y el próximo concierto de AC/DC, por variar.
REXMUNDI
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