Querida Isabel. Cuando te conocí, hace ya tantas películas, me llamó la atención tu primer largo (y tu carácter, a qué negarlo, tanta timidez superada con voluntad de desparpajo), "Cosas que nunca te dije". El desconcierto de "A los que aman" no me impidió rendirme a tus pies (y a los de Sarah Polley) con tu "Mi vida sin mí". ¿Cuántas veces habré visto, emocionado, a Anne y Lee, guarecidos de la lluvia en ese coche, escuchando a Gino Paoli..., y a Mark Ruffalo amenazado por los gritos de Sarah, acallándolos con sus besos...?
Referencial, Isabel, una película eterna para mí, la veo y la vuelvo a ver, y no envejece, inolvidable, maravillosa...
La siguiente..., estimable, "La vida secreta de las palabras", perjudicada por la altura del listón de la anterior..., qué difícil es la película posterior a una obra maestra, y qué injusta la (inevitable) expectativa... No la cumplió, pero no desmereció.
De ahí en adelante, apenas encuentro a la directora que me deslumbró y me emocionó.
La fascinación por tu obra más temprana me dejó inerme para defenderme de los disparates (lo siento: he decidido ser sincero) de tu obra posterior. "El mapa de los sonidos de Tokio" no hay por donde cogerla, "Elegy" es aburrida; "La lección de conducir", bobalicona; "Ayer no termina nunca", desagradable; "La librería", blandengue; "Nadie quiere la noche", irritante (vamos a ver, puedes reunir en una película a la Binoche y a la Kikuchi..., ¿y te sale ese inverosímil tostón?).
Como ves, no están todas, pero te he sido fiel, y a pesar de tus decepciones, mi confianza en ti se mantenía...
Hoy he visto "Nieva en Benidorm"... y hasta aquí ha llegado nuestra historia, doy por finalizado lo que compartimos, ya no volveré a subir la cuesta que me lleva a tu casa, ni mi perro dormirá más junto a tu candela (gracias, Manolo).
No es peor que otras ya mencionadas. Sólo es absurda, aburrida y desagradable: esta vez se te ha ido la mano en tu gusto por las parejas bizarras, Timothy y Sarita rompen los récords de Penélope y Ben, o de Sergi y Rinko (que ya es romper), y la historia benidormí es mucho más absurda que la tokiota (que ya es ser). ¿alguien puede aclararme qué pinta el personaje de Ana Torrent en toda esta historia?
No te reprocho nada, pero hasta aquí hemos llegado, ya no tengo esperanzas en que lo nuestro remonte el vuelo... Sigue tu camino, que yo ya no dejaré que se vuelva a cruzar con el mío. No volveré a perder el tiempo (me abate decirlo así) con nada más que filmes. Nunca te olvidaré, te deseo lo mejor, pero en adelante sólo quedará entre tú y yo la soledad..., y un manojito de escarcha... (gracias, Joan Manuel).
Gracias por todo, y hasta siempre.
Tuyo.