A sus 84 años el maestro filma otra película, irregular, fallida, mezcla momentos de gran brillantez con otros de trazo muy grueso. Aún así sigue siendo mejor que el otro 90% que se estrena cada fin de semana, por eso se merece un 9.
Es una película antigua en su planteamiento y muy moderna en su realización. Como toda película antigua, tiene sus cosas buenas y malas. Actuaciones sobresalientes, elección de la solución más sencilla en cada momento, un guión claro y conciso. Estas que son sus virtudes también son sus defectos. Las actuaciones son sobresalientes pero frias, lejos de la fuerza del Actor's Studio. Elegir la solución más sencilla lastra las partes caseras de la narración en contraposición con la apabullante tensión que tienen las escenas bélicas, una mezcla perfecta de la anarquía de Black Hawk Derribado y la limpieza e iluminación de En Tierra Hostil. El guión es claro y conciso, y en determinadas situaciones demasiado simplista, la filosofía del protagonista es más simple que el mecanismo de un chupete, patriotismo americano del duro, paleto del medio oeste.
A pesar de todo esto, el conjunto aún fallido resulta brillante, más cercano a los códigos del western que tan bien conoce y maneja el gran Eastwood. Necesaria, fallida, pero imprescindible, su mejor obra desde Gran Torino.