Pues eso, que en esta serie nadie sabía lo que hacía.
Empezando por el director y acabando por el actor que haya salido dos segundos, es un horror.

La idea es mala, por lo que la trama es peor, y bueno, si hablamos de los actores... Una completa vergüenza.

Tenemos a Paz Vega, de la que me sigo preguntando el porqué ha hecho películas internacionales: está completamente sobre actuada, aunque el papel no es que beneficie mucho. Una monja que tiene un hijo oculto con el mayor narco del pueblo, pero claro, oculto solo hasta el segundo capítulo, porque luego ya lo sabe hasta el apuntador. Y por supuesto la monja aparece por todos lados, no podía ser menos.

El protagonista, ya sea francés, árabe o español, no se le entiende, es así. Diga lo que diga lo dice en el mismo tono y tienes que descifrarlo. Pues toma, papel principal.

El hijo, Jesús Castro y los ojos azules que lo llevan a series y películas (todas con el mismo papel) y todas haciéndolo de pena en mi opinión.

Y podría seguir, porque nadie se libra porque nadie lo hace especialmente bien, aunque dada la serie, hubiera sido un milagro que saliera algo bueno de ella.